El día 6 de septiembre de 2022, la Cámara de Diputados aprobó definir como Violencia Física y Violencia de Género, los ataques a mujeres con ácido, sustancias corrosivas y tóxicas; por unanimidad de los 480 diputados asistentes, el Pleno de la Cámara votó sin cambios, la minuta del Senado que definió la violencia física en la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Para los amables lectores, el texto, según la información difundida quedó de la siguiente manera: artículo 6.- “La violencia física es cualquier acto que inflige daño no accidental, usando la fuerza física o algún tipo de arma, objeto, ácido o sustancia corrosiva, cáustica irritante, tóxica o inflamable o cualquier otra sustancia que, en determinadas condiciones, puedan provocar o no lesiones ya sean internas, externas o ambas”. (Periódico AM, 8/7/sept./22).
Ahora bien, como marco y antecedentes a esta reforma, se mencionó que en lo que va de este año, se han registrado 47 ataques a mujeres de esta forma en distintos lugares del País. Que se tiene documentado un primer ataque en México a partir del año 2010, con ácido hacia una mujer; luego otros casos destacados han sido, uno en 2014 a Carmen Sánchez en el Estado de México y el de 2020 que ocurrió en Oaxaca a la saxofonista María Elena Ríos, quien quedó afectada de su rostro.
A los asesores investigadores tanto del Senado como de la Cámara de Diputados, se les pasó indagar bien en los anales históricos-criminales y no incluyeron como primer caso de antecedente, el ocurrido aquí en León, a principios de la década de los 90, con el famoso “Loco del ácido”, que atacó a varias personas por diversos rumbos de la ciudad, desde la Colonia Azteca, como el Barrio Arriba, San Miguel y San Juan Bosco, hasta culminar por Jardines de Jerez, allá cerca de las oficinas de la Cámara del Calzado, donde finalmente atacó a su principal objetivo, una ex novia que lo había desdeñado y de la cual juró vengarse amenazándola a ella y a su familia. Expliquémoslo.
Por llamarlo de alguna manera, el primer “Loco del ácido”, se detectó o surgió aquí; su nombre Gerardo de Alba Rodríguez, 26 años de edad, profesionista, soltero, bien parecido o de aspecto agradable, miembro de una familia de nivel socioeconómico medio alto, vecinos de la zona de Panorama y Jardines del Moral, por la avenida León, a una calle de mis oficinas actuales.
La víctima fue una muchacha más joven que él, de nombre Ana Bertha Guzmán, quien había sido su novia y lo terminó meses atrás, con lo cual quedó muy dolido y despechado. De allí su mente turbulenta comenzó a fraguar su desquite y coraje contra aquella guapa joven. La decisión de hacerle un daño fue en realidad muy sofisticada, pues había urdido desfigurar su bello rostro arrojándole una dilución de ácido; para lograrlo, antes de asestarle el golpe, estuvo realizando “pruebas” en diversas personas de la población en un auto, en el que iba de copiloto en lo que manejaba un ayudante y con una jeringa en mano, preguntaba por la ubicación de alguna calle y cuando se acercaban a proporcionarle la información, les rociaba del líquido que contenía la jeringa; era el ácido que diluía, para saber qué daño causaba; así durante quince días o poco más, provocó pánico en la ciudad y cobró fama por sus ataques inesperados. Cuando a su criterio, logró la fórmula que buscaba, preparó una cubeta con la sustancia y en la tarde del 9 de abril de 1990, al salir de trabajar Ana Bertha Guzmán, un desconocido bajó de un auto con una cubeta llena de un líquido que le vació en su cabeza, que resultó ser una dilución de ácido muriático.
El autor principal nunca fue detenido, solo sus cómplices Guillermo García, alias “El Memo” y Alfredo Beltrán, alias “El Vacas”, quienes fueron debidamente sentenciados y condenados, aunque uno de ellos, nunca supo lo que contenía la cubeta, pues el malévolo “Gerácido”, como el vulgo lo apodó, le dijo que era agua y solo quería humillarla. El otro declaró sus fechorías junto con su patrón cuando lo acompañó “a probar” el efecto del ácido.
Años después se rumoró que “Gerácido” fue internado en una clínica especializada de salud mental, en Inglaterra. Nunca ha sido confirmado.
Por fin, hasta después de 32 años, se legislará sobre ese tema tan obvio, cuyas víctimas en general son mujeres con una relación sentimental con sus victimarios.