Todos los ciudadanos, en una infinidad de actividades, como estudiantes, amas de casa, asalariados, empresarios de diversos ramos, TODOS somos VÍCTIMAS de la INFLACIÓN. La inflación no la causamos los ciudadanos, nosotros no somos los verdugos de la economía hogareña, sino que la PADECEMOS, los precios de los INSUMOS suben y suben, por lo tanto, los productos terminados reflejan esta carestía generalizada.
El martes en su “sermonetto” mañanero, el Presidente embistió a los tortilleros y dijo que el Secretario de Hacienda hablaría con ellos. Ojalá y que sea para pedirles PERDÓN por haber fracasado con el plan gubernamental antiinflacionario lanzado desde Palacio Nacional. Ello porque si acaso los llaman para exigirles una explicación de por qué sube la tortilla, estarían demostrando un desconocimiento vergonzoso de Economía I, cosa que no es el caso de Ramírez de la O, Secretario de Hacienda.
Salta una pregunta: ¿qué no debería de ser la Secretaria de Economía la interlocutora? ¿Por qué designa el Presidente al Secretario de Hacienda? Pero, como decíamos, Ramírez de la O sí conoce de economía, dicho lo anterior dudamos de muchos de sus compañeros de Gabinete.
¡Son los granos, compañero, los granos! El precio de los granos se ha disparado a NIVEL MUNDIAL y en México más porque la producción no alcanza para el consumo interno y los agricultores han enfrentado mayores costos de TODO, ¡y aparte la sequía! La consecuencia es que debemos importar granos, y con ello inflación externa. Pero no sólo eso, sube además para los productores desde el maíz, hasta la tortilla, el TRANSPORTE, la energía (luz y combustibles), el empaque y los insumos necesarios para moler y adecuar el grano para la masa de las tortillas.
Para el tortillero en la calle, en muchas ciudades del País, el CRIMEN cobra una cuota de extorsión, el llamado “piso”, de manera que el COSTO DE HACER NEGOCIOS en México se dispara, ya que en el entorno de las actividades productivas hay una concatenación de escollos que desalientan la producción. Esto, cuando debería estarse FOMENTANDO y alentando, eliminando trabas, bajando precios de CFE y PEMEX, generando incentivos, apoyando al CAMPO.
Si acaso alguien es culpable de que aumenten los precios de prácticamente todo ES EL GOBIERNO. Éste es el que no ayuda, más bien estorba -y mucho- a la hora de incentivar la producción y de aumentar LA OFERTA para que supere la demanda y bajen los precios. Pudiera parecerles a los de la Cuarta Trastornación una gran estrategia política crear un chivo expiatorio al cual echarle la culpa de los incrementos, señalando a los empresarios, pero no se dan cuenta, o no les importa, que esto NO resuelve el problema de fondo.
Los precios suben no por capricho de los productores, sino como REFLEJO del ambiente económico que enfrentan. Pretender presentarlos ante la comunidad como los malos de la película no sólo es falso, sino que desorienta al aparato gubernamental de su META, que es incrementar la producción, para ello creando un entorno económico y regulatorio AMIGABLE.
Ni las amenazas, ni una humillación pública en el ZÓCALO podrían cambiar las cosas, lo único que pueden provocar nuestros despistados gobernícolas es la ESCASEZ absoluta de bienes, sobre todo de alimentos. O igual de peor: UN MERCADO NEGRO derivado del CONTROL DE PRECIOS que parece creer este Gobierno que está en sus manos implementar.
Ello sería fatídico, pues se crearía una economía oculta dentro de nuestra economía, no sólo informal, sino que además se presta para que la intervengan los malitos que cada día amplían sus actividades hacia -precisamente- el control de los insumos para las fábricas, sobre todo en la agroindustria, en las zonas rurales, donde la presencia de la autoridad ha sido BORRADA por completo, dando pie a la ley de la selva.
No es por agüitarles el día, amigos lectores, pero la verdad, la neta, es que México está MAL Y DE MALAS. Pocas veces hemos presenciado en la historia reciente del País un DIVORCIO tan marcado entre el dicho y el hecho, entre la cruel realidad en nuestras calles y el discurso triunfalista de quienes nos gobiernan. Divorciadas están también, y por amplio margen, las intenciones manifiestas de los resultados comprobables. ¡Ah, pero eso sí, para todo tienen un pretexto… y un culpable ajeno a ellos!