La semana pasada, en Univision Reporta, el podcast diario de Univision, conversé con Alexander Núñez, un joven inmigrante cubano recién llegado a Estados Unidos. Núñez me describió la travesía de un mes en la que debió empeñarse con tal de buscar una vida lejos de la represión, la ausencia de libertades y la escasez cotidiana de Cuba. Como miles y miles de cubanos en los últimos meses, Núñez aprovechó la posibilidad de viajar hasta Nicaragua para, desde ahí, emprender la marcha hacia el norte y llegar a Estados Unidos.
“Mi sueño siempre ha sido salir hacia este país, como el sueño de cualquier joven o cualquier persona”, me dijo Alexander. “En Cuba, creo que en Cuba hay 12 millones de cubanos y aproximadamente diez millones quieren irse”. Para pagar su boleto de avión, a un costo de miles de dólares, recurrió a su familia y a vender sus pertenencias, todo con tal de poder huir de Cuba. Después de Nicaragua, recorrió Centroamérica y México en autobuses, contenedores, automóviles y, dice, hasta a caballo, enfrentando amenazas a cada paso. Alexander está ahora en Estados Unidos, donde vive agradecido por la posibilidad de comenzar una nueva vida. En Cuba dejó a su familia entera.
El caso de Alexander forma parte del que ya es, de acuerdo con diversos análisis, el mayor éxodo en la historia de Cuba, un fenómeno que, de no ser por el brutal éxodo venezolano, que se cuenta en millones y no tiene comparación en el continente, sería la gran historia migratoria de este momento. Algunos cálculos sugieren que en este año fiscal llegarán 155 mil cubanos a Estados Unidos. La cifra supera al célebre éxodo de Mariel, que vio escapar de Cuba a 125 mil cubanos en 1980. De acuerdo con el académico Jorge Duany, el número es inédito. “Me parece que es el mayor éxodo jamás registrado en la historia de Cuba. Eso incluye desde fines del siglo 19, cuando se empiezan a recopilar datos estadísticos en Estados Unidos”, me dijo Duany.
Diversos factores están empujando a miles y miles de cubanos a dejar la isla.
Se vive una recesión dolorosa, con una escasez de productos de primera necesidad cada vez más apremiante. La vida es cada vez más difícil. Los apagones se han vuelto cotidianos. Para los jóvenes como Alexander, a esa desesperanza se suma el temor horrendo a la maquinaria de represión política en la isla, que ha hundido a la población en una zozobra crecientemente sombría después de la persecución de los manifestantes de julio del 2021. Periodistas como el columnista del Washington Post, Abraham Jiménez Enoa, han tenido que dejar la isla de un momento a otro al enfrentar la amenaza autoritaria.
Esa es la realidad que se vive en Cuba. Como Alexander Núñez hay decenas de miles de cubanos que lo dejan todo soñando con vivir en libertad. Ellos son los más afortunados, los que tienen la posibilidad de reunir miles de dólares para un solo boleto de avión que los deja en Managua con miles de kilómetros por delante. Millones más no pueden ni soñar con reunir el dinero necesario para subir al avión que, tras una larga travesía, los pone en Nicaragua. Así las cosas, Alexander no imagina un escenario en el que se detenga el éxodo de jóvenes cubanos como él. Al final de nuestra charla le pregunté cómo imaginaba el futuro de su país. “Igual como está”, me dijo. “O peor: en Cuba la escasez es una cosa que nacimos con eso, nacimos con la escasez, nacimos sin libertad”.
Quise saber si tenía esperanza en el futuro de Cuba.
“Yo creo que no hay esperanza”, me respondió.
@LeonKrauze