Uno de los argumentos que presentó la oposición para negarse a apoyar la contratación de un crédito para construir obras sociales en León, fue decir que no había un verdadero plan de reducción de gastos, pero cuando en la sesión del Ayuntamiento se les planteó que empezáramos por nosotros mismos quitándonos los asesores y asistentes que disfrutamos, algunos se negaron y otros callaron.

El costo anual para el Municipio por tener contratados asesores y asistentes para los ediles del Ayuntamiento es de casi 11 millones de pesos, los cuales se dividen principalmente en: 4 millones para nóminas de asistentes, 5.7 millones para nóminas de los asesores, y otros 1.1 millones en gastos varios (renta de oficinas, luz, telefonía, limpieza, etc.).

Como ya lo había comentado previamente en otra entrega, los asesores se justifican si de verdad se dedican a asesorar al edil, pero sin sustituir la responsabilidad que tiene cada uno para prepararse y estudiar los temas a discusión en las diferentes comisiones y en el pleno del Ayuntamiento.

Lamentablemente, hemos visto -principalmente en los ediles de oposición- que los asistentes y asesores son utilizados para diversas labores que no tienen que ver con su naturaleza, por ejemplo los utilizan de choferes, para cargarles la mochila, para guardarles el lugar, los traen de fotógrafos e incluso ha sido evidente que hasta para prenderles las computadoras y abrirles los documentos que tienen que leer.

Pero en temas técnicos, como el que recientemente se discutió en el Ayuntamiento, relativo al análisis financiero de la solicitud de deuda, la actuación de los ediles de oposición fue ridícula, pues algunos de ellos solo se dedicaron a repetir, sin entender, lo que su asesor les había redactado, pero al no saber del tema acabaron diciendo disparates como revolver ingresos con gastos, no saber ni siquiera la diferencia entre un gasto corriente y un gasto de inversión, decir que lo que se haga con el presupuesto federal nada afecta en lo local, o hasta inventando términos financieros inexistentes.

En las discusiones que se llevan a cabo en las comisiones del Ayuntamiento, sobre todo en las virtuales, se puede apreciar que el asesor está ahí a un lado o frente al edil diciéndole lo que tiene que preguntar y qué contestar; se observa claramente que los voltean a ver para escuchar sus instrucciones, los más recatados hasta apagan la cámara diciendo que no tienen buena señal, cuando en realidad todos sabemos que lo hacen porque no quieren que se vea que les están “soplando”.

Pero lo peor viene cuando llegamos al debate en las sesiones del Ayuntamiento, pues ahí no se permite que el asesor esté detrás de cada edil diciéndole qué hacer y qué decir, ahí es donde cada síndico(a) o regidor(a) exhibimos nuestro nivel de argumentos o de ignorancia. Por ejemplo, en la mencionada sesión, dos ediles de oposición se escandalizaron por la cantidad total de intereses que se pagarían en los 20 años del crédito, pero cuando se les explicó que esa cantidad la deberían comparar contra los ingresos municipales proyectados en el mismo lapso de tiempo, y concluir que era menos del 1%, se quedaron boquiabiertos, pues no sabían de qué se les estaba hablando, generando un ambiente grotesco.

Deberíamos reflexionar si se debe continuar pagando asesores a los ediles, pues aunque éstos deberían fungir como apoyos para enriquecer las posturas y elevar el nivel de preparación y debate, en muchos casos sirven solo para medio ocultar la ignorancia de varios ediles en algunos temas, minimizando su verdadera obligación de estudiar, analizar e investigar sobre los problemas del municipio.

MTOP

 

 

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