SERÍA BUENO que alguien revisara si el Presidente no se lastimó, porque seguro se mordió muy feo la lengua con su discurso del Desfile de Independencia. Y es que, al criticar el belicismo en el mundo, no se daba cuenta que estaba describiendo la militarización de México.
DECÍA Andrés Manuel López Obrador, por ejemplo, que a la guerra la movían los intereses políticos y económicos… así como él usa a los militares para afianzar su proyecto político, al tiempo que ha convertido a las Fuerzas Armadas en un factor de poder ¡empresarial!
SEGÚN el mandatario, la industria bélica es la mano negra… como aquí en México los arrendadores de vehículos para la Guardia Nacional, por ejemplo, están felices con las adjudicaciones directas.
RESULTA extraño que López Obrador pida una tregua de cinco años a todos los ejercicios militares, cuando él está empeñado en mantener a los soldados y marinos, disfrazados de Guardia Nacional, en las calles. Vaya manera de pedir la paz para el mundo: ¡militarizando a México!
AL FINAL del desfile se informó que participaron 18 mil 445 integrantes de la Guardia Nacional, el Ejército, la Marina y la Fuerza Área; 510 vehículos de dos, tres y cuatro ruedas; 109 aeronaves, la mayoría equipados con armas cortas, largas y de artillería.
UN GRAN despliegue de fuerza… para el puro apantallaje. Porque, mientras la política imperante sea repartir abrazos a los criminales, los índices delictivos seguirán altos y creciendo, como ha ocurrido durante todo el sexenio sin importar cuántos militares, vehículos y aeronaves nos presuman.
DE PÉSIMO GUSTO se vio que en los días patrios se dejara de usar el rojo vivo de la bandera de México para sustituirlo por un tono más oscuro tirando al guinda, que identifica a Morena.
EN EL GRITO se vio ese color en el pendón que colgaba del balcón central de Palacio Nacional y en el desfile, fue en la pared de fondo del presídium. Podrán decir que, formalmente, esas no eran banderas, pero qué necesidad de morenizar los símbolos nacionales.
A ESTE PASO, la bandera tricolor terminará siendo verde olivo, gris rata y guinda. Si el águila pudiera, seguramente se iría volando.
CUENTAN que antes de salir de la dirigencia de Morena en la CDMX, Tomás Pliego dejó un tiradero con la elección de consejeros y que abrió la puerta a auténticas fichitas, como el ex diputado Roberto Candia, quien es apoyado por el mafioso Sindicato Libertad.
A ESE CASO se suman varios, por lo que el nuevo dirigente, Sebastián Ramírez, tendrá que decidir si limpia la casa… o si de plano echa la mugre debajo de la alfombra guinda.