La violencia en Guanajuato no tiene parangón. Entre el martes y miércoles se registraron al menos 40 homicidios dolosos. En tres días, 10 mujeres fueron asesinadas, además de un caudal de extorsiones, asaltos, robos a casas y negocios, entre otros. La policía parece insuficiente e ineficiente y el Gobernador pide que le manden más soldados para apoyar a las Policías locales. 

La dolorosa verdad, monda y lironda, que ofrece el Secretario de Seguridad estatal, desvela la cruda realidad: “Las Policías municipales, de por lo menos 25 municipios, no agarran ni a un borracho”, dijo. Casi todos los gobernadores, por no decir todos, han alzado la mano para pedir apoyo del Ejército en labores de seguridad, también porque sus Policías son incapaces. Pero, lo sorprendente es el discurso surrealista de algunos líderes y diputados de oposición: “Que vuelvan los soldados a sus cuarteles y dejen de coadyuvar en tareas de seguridad pública”. Lo anterior, en el corto plazo, sería un suicidio. 

Recordemos que fue el presidente Calderón quien declaró la guerra al narco y sacó al Ejército de sus cuarteles para dar palos de ciego, porque no tenía plan ni trabajo de Inteligencia. A instancias de los altos mandos castrenses, no fue, sino hasta el gobierno de Peña Nieto, que se legisló para darle al Ejército un marco jurídico y legitimidad a las tareas de seguridad pública, que venía realizando desde tiempo atrás.

Sin embargo, en mayo del 2018, esa ley fue derogada mediante amparos promovidos por organizaciones civiles. Lo anterior, obligó al gobierno de AMLO a enviar un decreto al legislativo para constituir la Guardia Nacional y autorizar al Ejército y Marina a realizar tareas de seguridad pública hasta el 2024.  

Por desgracia, todo apunta a que las Policías municipales y estatales, a excepción de unos cuantos estados, no se han preparado debidamente para enfrentar a la delincuencia, y así poder retirar al Ejército en 2024. Por lo tanto, bajo el principio de subsidiaridad, las Fuerzas Armadas seguirían haciendo las tareas que las Policías civiles no son capaces de hacer. Así las cosas, el PRI mandó una reforma constitucional a la Cámara de Diputados, apoyada por Morena, PT y PVEM, que extiende la participación de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad pública hasta el 2028. Con 335 votos a favor, 152 en contra y una abstención se avaló la propuesta. Falta la aprobación en el Senado.

La entelequia de la oposición es que con la participación del Ejército en labores de seguridad se corre el riesgo de militarizar al País. La imaginación paranoica es muy común entre los políticos. Seguramente, en tiempos de paz, nadie estaría de acuerdo en que el Ejército hiciera las labores que le corresponden a la policía; pero, desde el gobierno de Calderón, México vive circunstancias de inseguridad excepcionales, en donde todos los gobernadores levantan la mano para que el Gobierno federal les mande soldados, que apoyen a sus anquilosadas Policías.

Pero, lo extraño, es que todos estos histriones que se rasgan las vestiduras por la presencia del Ejército, son los mismos que lo sacaron de sus cuarteles a las calles; en esto hay un tufillo de maniqueísmo, paranoia, politiquería y desconocimiento histórico. Las Fuerzas Armadas de México son pueblo heroico y leal, son parte de la historia de México, en tiempos de paz y de guerra. Su participación en la vida civil y política del País, no es nada nuevo. 

El PNR fue constituido por militares. También, recordemos que, en el PRI del presidente Cárdenas (PRM), el Ejército integraba uno de los cuatro sectores del partido. Además, siempre se le distinguió con alguna curul en el Legislativo; tampoco podemos olvidar que los presidentes de México fueron militares, hasta 1946 que llegó Miguel Alemán, por decisión de un militar, el general presidente Ávila Camacho, que entregó el poder a los civiles. Es justamente entonces, que se sella un pacto no escrito: la no intervención en política, a cambio de que los políticos no se inmiscuyan en el ámbito interno militar. Un acuerdo de honor.

Según encuestas, la mayoría de los ciudadanos quiere a los militares y marinos en las calles, aun con sus fallas, mientras no se erradique la corrupción de las Policías locales, se equipen y profesionalicen para enfrentar a la delincuencia y así puedan cumplir su misión; la gente se siente más protegida con la presencia de las Fuerzas Armadas… Habría que preguntarles a los gobernadores si quieren que les retiren de sus feudos al Ejército. Aunque, son tiempos electorales y el tema lo explotaran algunos políticos para subir a tribuna, poner los ojos en blanco y rasgarse las vestiduras, con la teatralidad del surrealismo político. 

El surrealismo, según André Breton es: “La primacía del deseo inconsciente sustentado en lo absurdo y lo irracional, sin importar la última realidad externa”. 

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