Tuve la fortuna de poder ver el conocido como “penacho de Moctezuma”.
Aunque realmente no se ha comprobado que le haya pertenecido, y ni siquiera que lo haya usado, ya que el huey tlatoani o rey de los aztecas se ataviaba, según los expertos, con una diadema de oro que tenía una pieza triangular enfrente.
En cambio, eran los sacerdotes quienes portaban en las ceremonias este tipo de tocados. Esto, según Iván Escamilla, profesor del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM. Aunque también está la versión de la historiadora e investigadora alemana mexicana, Carmen Cook, quien maneja que Moctezuma tenía muchas riquezas y diferentes ornamentos, como este.
?El “Penacho del México antiguo”, como está anunciado, es una pieza bellísima… realmente espectacular, fechada en 1515. Tanto así, que es el principal atractivo del Weltmuseum Wein, en la capital de Austria. Y se supone que fue a dar ahí como un regalo hecho por Moctezuma Xocoyotzin, usando como intermediario al conquistador Hernán Cortés, para el Rey Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, perteneciente a los Habsburgo. De hecho, desde 1596 se encuentra inventariada en la colección del Archiduque Fernando II, sobrino del emperador.
Esto significaría que nadie se la robó a México, como nos han querido hacer creer. Fue un regalo de un rey a otro.
?Es una muestra del arte plumario muy utilizado por los aztecas, y producido por los amantecas, quienes eran los artesanos expertos en esta actividad. Las plumas utilizadas provienen de cinco diferentes pájaros. Las verdes largas y resplandecientes son de quetzal guatemalteco (especie en peligro de extinción); las cafés oscuro, como el cacao, del cuco ardilla; las rosas del ibis, espátula rosada, que es una especie que solo se da en México y Florida; las azules, del azulejo cotinga; y de las cafés claro no se ha identificado el pájaro.
Está hecho de dos o hasta tres nidos, con pedazos de madera de diferentes tamaños, sobrepuestos unos en otros para que se pudieran enlazar las plumas a ellos y, además, portarse sobre la cabeza sin molestias, porque, aunque pareciera que no, solo pesa 850 gramos.
?Las plumas están colocadas en capas, tal y como se encuentran en los pájaros. Algunas están pegadas sobre papel, o amarradas entre ellas con hilos o anudadas a los nidos o a la madera. Los hilos son de agave, de plantas o de algodón, y estaban coloreados.
?No sé si ustedes, alguna vez, estimad@s lector@s, hayan tenido alguna pluma de colores entre sus manos y la hayan movido en la luz del sol… ¡cambian de tonalidad! Así que lo mismo pasa con el penacho, puede variar desde el verde iridiscente hasta el azul oscuro o, incluso, el violeta. Debió haber sido algo magnífico ver los diferentes penachos de gobernantes y sacerdotes en aquellos días de México Tenochtitlán.
?Además, una parte importante de él, ya que lo hace brillar y ver muy señorial, es que está formado por mil 544 piezas de metal de tres diferentes formas. De ellas, 377 fueron agregadas en la restauración que se le hizo al penacho en 1878. Por ejemplo, de las 377 medias lunas, solo cuatro son originales. Están hechas de oro con plata. Las agregadas en 1873, son bañadas en oro. También tiene unos como círculos, especie de pequeños escudos con su orilla resaltada; y muchos cuadrados.
?Cuando llegué a verlo, de principio me pareció más pequeño de lo que me había yo pensado (casi siempre nuestra imaginación suele volar más alto que las realidades). No pude acercarme directamente, fue como si necesitara prepararme. Vi un escudo con un coyote azul que arroja fuego y agua por la boca, significando la guerra, también de arte plumario, y que en su momento creyeron era chino e interpretaron era un dragón. Al igual que un gran abanico con una mariposa.
?Entonces me acerqué al penacho… simplemente impactante. ¡Qué belleza! ¿Cómo algo tan frágil y bello pudo haber sobrevivido 500 años? ¿Quiénes lo hicieron, quiénes lo usaron, quiénes lo vieron o lo han visto a través de los años? ¿Cómo lo trasladaron en los diferentes tiempos? Al observarlo, surgen muchas preguntas, muchas ideas, muchos sentimientos. ¡Se siente uno tan orgullosa de ser mexicana y de nuestra cultura!
Leí en algún lado que también para los vieneses es una parte de su historia, ya que estuvo 200 años expuesto en un castillo en el Tirol, y a principios del siglo XIX fue trasladado a Viena.
Según estudios de expertos mexicanos y austriacos, sería un peligro trasladarlo, como han deseado algunos, porque es demasiado frágil y no resistiría. Había otros penachos en Europa, y todos ya están destruidos.
Yo creo que está bien donde está. Al final, todo es parte de la historia de la humanidad. Y, además, la entrada para nosotros, mexicanos, al museo es gratuita; solo necesitamos mostrar el pasaporte.
LALC