Queridas víctimas de estas líneas por más de 25 años: Ahora me reestreno como profesor en secundaria, impartiendo la materia de “Formación cívica y ética” y a lo mejor, algún fiel lector, se preguntará qué hago aquí en esta zona rural de Santa Rosa Plan de Ayala, y cuando ya di mi primera clase, también yo (aunque no lo crean) me lo preguntaba.
Pero comienzo a gozar esta nueva actividad que me regresa a mis tiempos de becario en la universidad, para intentar enseñar a párvulos recién salidos de la primaria, algo de lo que es nuestro deber transmitir, nosotros los adultos mayores.
Pues sí, cuando expuse el tema de la equidad de género (háganme el favor, dejando los algoritmos que enseñaba en posgrado), la primera pregunta fue si escribían el dictado con “pluma o con lápiz”, cuando ya me estaba inspirando para presentar el complicado tema. Se trataba de tomar el libro de texto gubernamental y plantear que apenas ya nos vamos emparejando en participación, mujeres y hombres, cuando ellas son mayoría poblacional.
En esas estaba, cuando un chiquillo muy vivaz me preguntó por qué no había monjas que celebraran misa, y apenas estaba preparando alguna respuesta digna para explicar esa incongruencia de la iglesia, cuando otro enanito me pregunta “por qué no hay una gobernadora”… Y entonces le dije con seguridad la respuesta: En las próximas elecciones ¡el Estado de Guanajuato tendrá una gobernadora!
Me apresuré a cambiar de tema y mejor les puse en los últimos minutos de la clase a recoger papeles y a dar permisos para salir al baño a hacer pipí, pero me quedé con las ganas de explicar por qué, no es la primera vez que lo afirmo. Explico ahora mis razones a ustedes, pues también lo afirmé cuando Bárbara fue la primera Alcaldesa y por qué una figura joven como Ale Gutiérrez arrasaría en las elecciones. La cuestión es sencilla: comprender lo que sucede en los cambios generacionales y cómo los electores toman decisiones.
Es más: a nivel nacional, claramente todo el escenario está preparado para que AMLO, el todopoderoso, entregue en 2024 la banda presidencial a Claudia, pues los tiempos generacionales tienen aceptación a perfiles femeninos. Y así, México tendrá una primera presidenta.
Lejos están los tiempos del machismo donde los adultos rechazaban a las mujeres. Ellas son ahora mayoría y tienen un poder enorme en todos los ámbitos de nuestra vida. Incluso aquí en el Bajío, donde predomina el pensamiento conservador, tendremos Gobernadora en 2024. Replico el mismo análisis que a nivel nacional: aquí el PAN tiene todavía preferencias electorales que le permitirán -aunque con menores rangos- la victoria en la próxima elección para gobernador.
Claramente son dos las aspirantes, toda vez que el electorado ha mostrado con sus preferencias que confía en las mujeres para gobernar. Ale y Libia tienen toda la capacidad para aspirar. En la oposición también deberán evaluar su propuesta (solo una), pues no hay otros liderazgos para plantear una propuesta femenina competitiva (en mi opinión, solo Malú Mícher).
Esto es, plantear perfiles masculinos y que no sean de León, donde está en 35% a 40% de los electores, sería algo complicado y de enorme riesgo. Es pues el tiempo de las mujeres, de las políticas, de quienes tengan mayor sensibilidad por el pueblo y muestren otra manera de sentir los problemas y resolverlos. Aquello que se ha visto en las esferas empresariales y sociales, donde las mujeres tienen espacios igualitarios con los hombres, está ya en el ámbito también de la política, del deporte, pero no en el religioso.
Como sea, mis reflexiones y estadísticas no son objeto de mi clase de primero de secundaria, sino solo datos, para apostar como lo he hecho por años en este espacio, a que el escenario que planteo se cumplirá en dos años. Y que mi clase de formación cívica con mis queridos alumnos es un espacio idóneo para gozar la inocencia y alegría de todos estos, que serán electores en el futuro y tendrán, como yo ahora, que tocar la realidad cruda de un País que no pudimos mejorar, aunque lo hayamos prometido.
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