No puedo dejar de referirme al libro autoría de la periodista Elena Chávez, “El Rey del Cash”, el cual desde hace tres semanas que se anunció la venta por Editorial Grijalbo, creó una ola de expectativas sobre su contenido y rompió récord de ventas adelantadas,  pues se había fijado una fecha probable de lanzamiento para el 11 de octubre.

Pero ni la editorial ni los consumidores soportaron la presión emocional y difusión en los medios de comunicación que ya comentaban el contenido, una verdadera explosión de revelaciones sobre el manejo de dinero en efectivo, nada menos que a cargo del personaje más relevante ahorita en México y su cercano equipo de trabajo: Andrés Manuel López Obrador como Presidente Constitucional.

Los libros han empezado a llegar a los domicilios de los lectores con anticipación a su fecha de entrega en sus pedidos. Hace ocho días recibí por WhatsApp una versión verdaderamente burda, grotesca y patética del libro, alguien que tuvo la reverenda o peregrina idea de fotografiar hoja a hoja el libro, conjuntar las imágenes y enviarlas; una pésima idea y mal ejemplo de “piratería”; después, al paso de los días apareció en redes sociales otra versión ya más acuerpada, aunque sin dejar de ser rústica, con otra técnica diferente, parecería como de escáner y conjuntada para su difusión ilegal.

Es probable que estas acciones hayan disparado el adelanto de Grijalbo para sus entregas y en las librerías que surtieron primero, se agotaron. Cuántas ediciones aguantará esta obra, no lo sabemos, pero su autora tiene la esperanza que se vendan unos cien mil libros, para obtener tres millones de pesos de ganancia por derechos de autor; en nuestra percepción yo creo rebasará esa cifra ampliamente.

Recuerdo, no por comparar, pero obras de este impacto a solo dos en su tiempo, la primera fue “Lo negro de ‘El Negro’ Durazo”; finalmente nunca supimos con certeza cuántos libros se imprimieron y vendieron rápidamente, como se dice en el argot “como pan caliente”, pero tuvo la ventaja de que su precio fue muy económico y accesible a todos los bolsillos, pues se expendía en todos los estanquillos y puestos de periódicos por todo el país, incluso los vendían los llamados voceadores de entonces que ya han desaparecido en nuestros días. A tal grado fue el éxito de esta serie de eventos de corrupción de “El Negro” Durazo descritos por su “jefe de ayudantes”, que años después “El Flaco González”, su autor, reveló que gracias a esa idea y obra de denuncia, había obtenido una “considerable fortuna”, para vivir bien el resto de sus días. Además dio pauta para la filmación de tres películas sobre el tema, aunque sólo una fue exitosa.

La otra obra a que me refiero fue la del periodista muy agudo, de mirada profunda tras sus lentes, su característica barba descuidada, pero un erudito en la materia, me refiero a Miguel Ángel Granados Chapa, con su libro “Buendía. El primer asesinato de la narcopolítica en México”; un arrebato y atracción popular despertó este libro, para variar también de “Editorial Grijalbo” en sus primeras versiones, precisamente hace diez años (octubre de 2012); después surgió otra versión más económica (89 pesos), pero ya en sociedad con la editora de la revista Proceso, distribuida a través de sus suscriptores; conservo ambos libros. 

Les comparto a los amables lectores que años antes por el rumbo de Coyoacán nos encontramos casualmente en la explanada afuera de la parroquia de San Juan Bautista, mi amigo Martín Ortiz García y su servidor con Miguel Ángel Granados Chapa, a quien saludamos; esperaba a alguien que pasaría por él, intercambiamos algunas palabras y al cuestionarle sobre sus proyectos, solo dijo que preparaba una obra sobre el maestro Manuel Buendía. Poco tiempo después nos enteramos de su muerte (2011).

No puedo asegurar si el gran éxito de venta que tuvo este libro se debió a la publicación post mortem de su autor integrada y completada por Tomás Granados Salinas, o bien, porque trascendió que el principal sospechoso de la autoría intelectual del crimen de Buendía, para Granados Chapa, era el político Manuel Bartlett Díaz.

De muchas circunstancias dependen los éxitos literarios, a veces son de inmediato, a veces hasta muchos años después.

 

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