Estamos tan acostumbrados a escuchar a políticos prometer mil cosas y luego no cumplir, que ya es normal suponer que lo hacen por costumbre, por malicia y porque saben que, a la larga, pocos se acordarán de lo que prometieron. O que culparán a la oposición por obstaculizar sus buenas intenciones. El argumento va, más o menos, así: yo traté de cumplir pero no me dejaron.

Estoy seguro que ustedes pueden recordar a un montón de políticos que han prometido el sol y la luna y, por supuesto, no cumplieron nada. En México tuvimos un Presidente -José López Portillo- que prometió en 1981 “defender el peso como un perro”. La frase se hizo famosa al igual que la colina donde vivía. Pero no defendió la moneda nacional, hubo una terrible crisis económica y muchos mexicanos (yo incluido) nos fuimos del país poco después.

Les cuento esto a unos días de las elecciones en Estados Unidos. Les llaman “intermedias” pero en realidad se ganan con las bases partidistas y en los extremos. Ya nadie gana elecciones buscando el centro. Están en juego los 435 puestos de la Cámara de Representantes, una tercera parte del Senado y hay todo tipo de elecciones -incluyendo de gobernador- en varios estados.

La historia, que es muy terca, nos indica que el partido del Presidente en turno suele perder votos y poder en las elecciones intermedias. Las últimas encuestas que vi -del confiable sitio www.fivethirtyeight.com- pronostican que el Partido Demócrata va a perder el control de la Cámara de Representantes y, quizás, del Senado también.

Si eso pasa, olvídense de una reforma migratoria para legalizar a los más de 10 millones de indocumentados en Estados Unidos (que en su mayoría son mexicanos). Los republicanos no están dispuestos a moverse a menos que se garantice la seguridad en la frontera. Y eso es imposible. La frontera entre México y Estados Unidos es porosa por historia y naturaleza.

Quien nos hizo a los latinos una gran promesa migratoria fue Barack Obama. Cuando aún era candidato en el 2008 prometió que “tendremos en el primer año (de mi Presidencia) una propuesta migratoria que yo pueda apoyar con fuerza”. ¿En el primer año?, le volví a preguntar. “En el primer año”, contestó. Pero no cumplió (a pesar de que el Partido Demócrata tenía supermayoría para pasar cualquier ley en ambas Cámaras del Congreso de enero a agosto del 2009).

En el 2016 la candidata Hillary Clinton prometió que presentaría al Congreso una legalización de indocumentados con camino a la ciudadanía en sus primeros 100 días en la Casa Blanca. Pero Donald Trump le ganó. Luego Joe Biden prometió enviar al Congreso una reforma migratoria en su primer día como Presidente. Y lo hizo el 20 de enero del 2021. El problema es que Biden nunca contó con los votos necesarios para aprobar su propuesta. Y todo quedó en el aire.

Tres promesas incumplidas.

Los hispanos recuerdan las promesas de Barack Obama, Hillary Clinton y Joe Biden. Y cómo fueron utilizadas para atraer el voto latino. También saben que, por distintas razones, nunca se cumplieron. Entre muchos miembros de nuestra comunidad hay una enorme frustración, cansancio y desilusión por esas promesas incumplidas. Desde 1986 -cuando el republicano Ronald Reagan aprobó la última reforma migratoria- estamos escuchando lo mismo. Y ya no queremos más promesas vacías.

Entiendo que hay otros temas más importantes que la inmigración en estas elecciones del 8 de noviembre, como la inflación y las amenazas a la democracia. Pero el tema migratorio está muy presente entre los latinos, es algo muy cercano al corazón y todos somos inmigrantes o conocemos a alguien que lo es. Y si los demócratas han prometido tanto, por tanto tiempo, en un tema tan importante, y no han cumplido, la paciencia de los hispanos se agota y piden urgentemente resultados.

Cada vez hay más latinos que se están yendo hacia el Partido Republicano. Donald Trump pasó del 28% del voto hispano en el 2016 a un 38% en el 2020. Pronto veremos si la tendencia del voto latino se mantiene en estas votaciones o si se trata, únicamente, del fenómeno Trump.

Pero lo que sí está claro es que prometer mucho e incumplir no es la mejor manera de ganar votos. Todos, al final, se cansan. Quien mucho promete…

@jorgeramosnews

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