El domingo marcharemos en el País miles de personas que vemos el costo que tendrá que desaparezca el INE y que como en el pasado, sea el partido hegemónico, el que controle las elecciones. Con tan buenas cosas que tiene la reforma electoral, como la reducción de las prerrogativas electorales, la desaparición de los organismos estatales y la reducción de diputados y senadores, tiene ese “dardo envenenado” que acabará con la democracia que tantos años nos costó construir, pues el gobierno federal organizaría las elecciones y controlaría el padrón electoral.
Seguramente, Woldenberg el orador único del evento, se referirá a la histórica lucha de la izquierda por tener un organismo electoral, ya no controlado por el gobierno y al riesgo que tiene que el País, -ya controlado por el ejército y el narcotráfico-, esté ahora administrado desde la Secretaría de Gobernación, la misma desde donde el maldito Bartlett perpetró el “fraude patriótico” que impidió la victoria del Frente Democrático Nacional en 1988.
Si el País, el pueblo, pierde la independencia del organismo electoral, no tendremos futuro. No reconozco a AMLO, hoy convertido en productor diario de odios desde el poder presidencial. No hay argumento para que este maravilloso País tenga como futuro el control absoluto del poder en un grupo, como lo vivimos 71 años con el PRI. Los organismos independientes dieron contrapesos al Poder Ejecutivo en los últimos años y el INE garantiza elecciones limpias. No veo argumentos, más que la perpetuación de un grupo de poder que repartiendo como lo hicieron los priistas por décadas, compre las voluntades del pueblo pobre, repartiendo treinta millones de dádivas que no construyen capacidades organizativas.
Recibo con gusto los odios, ofensas, amenazas e insultos que el presidente AMLO lanza a todas horas contra quienes participaremos en la marcha. Un ser humano que guarda tantos rencores y no tiene contrapesos a su poder absoluto y que carece de la mínima tolerancia a la diversidad, no merece ser recordado como un buen ser humano. No hay en la vida otra manera de convivir, que entender la diversidad que tenemos desde nuestro origen. Las y los mexicanos provenimos de una construcción compleja que nos hace ser un mosaico de esperanzas.
En la historia de México, los episodios más traumáticos y dolorosos, como las guerras internas, se dieron precisamente en la división entre hermanos, donde todos perdimos. Nuestro Presidente bendice al narcotráfico y maldice a sus opositores; a los primeros, la tolerancia, a los segundos, el peso del sistema. Por eso, solamente con instituciones autónomas, con árbitros independientes en las elecciones, es como el País tendrá viabilidad para su futuro. Construyeron un sistema político que durará por décadas. Son invencibles. Teniendo a su lado poder del ejército y el del narcotráfico, son invencibles en un País que requiere que aprendamos a estudiar, a superarnos y a emprender, no a extender la mano para que nos regalen el pescado.
El voto, fue el único garante de que la voluntad popular se expresara. Sin él, con el control del sistema electoral por parte del partido hegemónico, no tendremos futuro para la convivencia que dan los resultados confiables. El IFE y el INE, fueron organismos confiables y de alta credibilidad. Caros, sí, porque así lo quisimos los ciudadanos, por las enormes dudas que históricamente tenemos unos de otros. Con sueldos altísimos de los funcionarios, sí, que, en un gesto de generosidad, debieron los Consejeros, reducirlos, para evitar ese argumento válido.
Pero lo terrible, lo catastrófico, será que ahora el Presidente y sus partidos, controlen las elecciones. Por eso, marcharé el domingo, como gesto simbólico. La reforma electoral, con algunas bondades, nos atará la libertad del futuro si Morena controla las elecciones. Será una expresión de impotencia, pues AMLO lo logrará, estoy seguro, sus aliados son poderosos. Los rencores que expresa en la mirada, sus gestos, sus amenazas y palabras, intimidan y presagian que logrará su objetivo temporalmente, pues estoy seguro, no es eterno. Llegarán nuevas generaciones que harán de lado el discurso del odio y la división y lograrán que nuestra descendencia, vea un País plural, próspero y justo, donde quepamos todos y nos estrechemos la mano, empezando por el próximo presidente.  

 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *