Antes se pensaba en México que lo más seguro era tener un empleo en el gobierno; ya en CFE, ya en Pemex, ya como maestro, ya en una universidad pública. Prestaciones, seguridad social, vacaciones enormes, estabilidad laboral y pensión en edades tempranas. Muchos jóvenes ahora ya no piensan lo mismo, pues están en un mundo de competencia, de productividad, de cambios y buscar solo la estabilidad o heredar “plazas” ya no es atractivo, pues tienen que estar encadenados a un horario y esperar por décadas el tiempo de la jubilación. Esos contratos colectivos generosos con los trabajadores tuvieron y tienen un enorme costo para el País: las pensiones son hoy simplemente insostenibles.
La mayor bomba de tiempo que tiene en el final de su sexenio AMLO, -dado que no crece el PIB y el gasto público sigue creciendo junto con la deuda-, son las pensiones, pues son pasivos laborales de largo plazo. Los enormes apoyos sociales al ser electorales, son de corto plazo, pero las pensiones son mortales para las finanzas públicas, pues son de largo plazo. Este problema explotará por las crecientes e impagables pensiones a jubilados entre los que están los trabajadores universitarios. Sí. El sistema corporativista priísta creó un engendro que consume el presupuesto público: el sistema de pensiones para los burócratas. Éste fue diseñado para un País que ya no existe: esperanza de vida de 55 años cuando ahora es de 20 años más, y para la compra de los votos de los trabajadores al ser el gobierno generoso con sus contratos colectivos. Pero hoy el gobierno ya no resiste el pago de las pensiones, ni nosotros, empresarios y profesionistas, quienes los sostenemos al pagar los impuestos.
El monto destinado por el gobierno federal al pago de pensiones, intereses por servicio de deuda y participaciones a estados y municipios representa ya más de la mitad del presupuesto federal. Y con un País sin crecimiento económico que encauza sus recursos a Pemex, menos. Hoy, casi todos los ingresos gubernamentales apenas alcanzan para las pensiones. Antes, los ingresos petroleros se canalizaban a pensiones, pero con Pemex en quiebra, resulta imposible. El País está perdiendo oportunidades para las mayorías cuando tiene que pagar a pocos privilegiados los recursos que tanto nos hacen falta para crecer. Si somos un País de jóvenes destinamos, por ejemplo, en el 2021, más recursos para pensionados de CFE, Pemex y SNTE, que a la inversión productiva que es la que provoca la productividad.
Es cierto que son derechos adquiridos, privilegios obsequiados a sindicatos y trabajadores por el PRI durante décadas para sostenerlos en el poder, pero estos obsequios a los trabajadores, ningún país los puede resistir. Tampoco empresa pública o privada que otorgue pensiones en edades tan tempranas. Datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) indican que la proporción del presupuesto destinado a dichos rubros sigue creciendo; creció respecto al mismo periodo de años anteriores, pues en 2015 fue de 31.9%, en el 2016 de 35.3%, de 38% en el 2017, del 40% en el 2018, del 42.5% en el 2019, del 44% en el 2020 y en el 2021 se acercaba al 50%. Es decir, el gobierno se encuentra “estrangulado” por la gran cantidad de recursos que destina a estos apartados, que representan una gran presión a las finanzas públicas y restan eficiencia presupuestal a la Federación.
Es cierto que estos gastos son irrenunciables, el gobierno no puede dejar de pagar pensiones y por ley tiene que entregar recursos a los estados y municipios; pero son gastos que siguen creciendo y que detienen la prosperidad de todos. El gobierno tiene frecuentemente presiones de parte de sindicatos como la CNTE y de grupos de burócratas que exigen mayores recursos económicos cuando el País se nos hunde y no crece la recaudación fiscal que grava a los de siempre, -al segmento que pagamos el impuesto sobre la renta y el impuesto al valor agregado, y el impuesto predial, y el impuesto a la nómina y el impuesto al activo-.
El esquema de contratación de las universidades públicas hace inviable financieramente a esas entidades por los enormes pasivos laborales que generan, pues deberemos mantener por décadas a millones de jubilados en un esquema que es insostenible, dado que menos jóvenes cotizan y muchos se jubilan jóvenes. Con nuestros impuestos deberemos pagar en los próximos 30 años a casi 25 millones de jubilados. Solo los pasivos laborales de CFE y Pemex representan el 15% del PIB y sumados maestros e IMSS nos lleva al 55%. Es una bomba de tiempo que pronto explotará.
Pensiones privilegiadas
Esos contratos colectivos generosos con los trabajadores tuvieron y tienen un enorme costo para el País: las pensiones son hoy simplemente insostenibles.