Pese a todo, la historia de mentiras fraguada por García Luna y Cárdenas Palomino en el caso Cassez-Vallarta se mantiene incólume.
Han pasado 17 años -17 años- y es como si nada hubiera cambiado. En 2005, Genaro García Luna, entonces director de la Agencia Federal de Investigaciones, y Luis Cárdenas Palomino, su brazo derecho, realizaron uno de los montajes más escandalosos y arteros de que se tenga noticia con el objetivo de inculpar a Florence Cassez e Israel Vallarta de tres secuestros. Ambos afirmaron que Cassez y Vallarta habían sido detenidos en flagrancia mientras mantenían secuestrados en el rancho Las Chinitas a tres personas -Cristina Ríos Valladares, su hijo Christian y Ezequiel Elizalde-, y luego intentaron involucrarlos en los secuestros de otras tantas -entre ellas, Valeria Cheja, Shlomo Segal y Raúl Ramírez Chávez, el esposo de Cristina-, inventando para el efecto una peligrosa banda, el Zodiaco.
Pese a que en febrero de 2006 una investigación de Yuli García para el programa de Denise Maerker reveló que la transmisión televisiva de Televisa y TV Azteca fue un montaje; pese a que un juez acreditó que tanto Israel como Florence fueron incomunicados por más de 24 horas -y él, torturado con saña- antes de ser presentados ante un juez; pese a que las investigaciones de Anne Vigna, Léonore Mahieux, Emmanuelle Steels y José Reveles volvieron evidentes las incontables irregularidades del proceso; pese a que Florence fue liberada por la Suprema Corte a causa del efecto corruptor que determinó que era imposible saber la verdad; pese a que cinco familiares de Israel fueron detenidos y torturados por formar parte de la inexistente banda del Zodiaco y tres de ellos ya han sido absueltos; y pese al revuelo causado por Una novela criminal, primero en su versión novelística y luego como serie de Netflix; pese a todo ello, insisto, la historia fraguada por García Luna y Cárdenas Palomino se mantiene incólume, como si a fuerza de repetir una mentira durante 17 años terminara por convertirse en certeza.
“En el caso del C. Israel ‘V’, esta persona se encuentra procesada ante la Autoridad Judicial Federal por seis casos de secuestro que son independientes uno del otro, siendo el sexto de ellos en el que se le encontró en plena flagrancia delictiva, ya que los seis casos de referencia ocurrieron en circunstancias de modo, tiempo y lugar diferentes y con distintas víctimas”.
Estas palabras no provienen de García Luna y Cárdenas Palomino -el primero acusado de nexos con el narco y pendiente de juicio en Estados Unidos; el segundo, detenido por torturar a Mario Vallarta, el hermano de Israel-, sino de la Fiscalía General de la República de Alejandro Gertz Manero, y evocan unas muy parecidas pronunciadas hace unos meses por Adán Augusto López, el secretario de Gobernación, pero es como si los anteriores se las hubieran dictado al oído. Estas afirmaciones no solo son equívocas, sino que siguen al pie de la letra el expediente obscenamente manipulado por policías, ministerios públicos y jueces corruptos. Vallarta jamás fue detenido en flagrancia: afirmar que el montaje fue eso, como hacen hoy la FGR y la Segob, es adherirse a la AFI de Fox y a la Secretaría de Seguridad Pública de Calderón. Por si fuera poco, esta flagrancia no aplicaría solo al sexto secuestro, sino a los tres del montaje: este discurso solo preserva las mentiras ensambladas desde 2005. Sorprende que funcionarios afines a la 4T, en teoría enemiga de Loret y compañía, no hagan otra cosa que secundarlos.
El propio López Obrador afirmó que, de estar autorizado, le concedería el indulto a Vallarta y sostuvo que lo ocurrido en estos días le sonaba a “chicanada”. Peor: en el burdo juego de acusaciones y deslindes entre la FGR, la SG y el Poder Judicial, en el que tienen el descaro de echarle la culpa a Israel por sus 17 años en prisión preventiva, constatamos que el fantasma de García Luna sigue muy vivo entre quienes hoy se muestran incapaces de liberar a alguien que fue torturado y sometido a un juicio cruel e injusto. El propio Presidente se ha dado cuenta, gracias a este caso, de que no ha conseguido la menor transformación de nuestro sistema de justicia. Mantener a Israel en la cárcel equivale a pactar con Calderón y García Luna.