Que nuestros diputados vacacionen donde quiera y donde puedan, pero no a costa de los contribuyentes guanajuatenses. Comienzo este texto narrando un suceso acaecido durante la LV Legislatura estatal.
En esos momentos el PRI tenía 22 diputados y el PAN solo 7. Sin embargo, fue una legislatura en la que se lograron posicionar los cambios y las nuevas formas para hacer política que exigían los guanajuatenses, luego de decenios de gobiernos priistas. Una de ellas era evitar el despilfarro de los recursos públicos.
Por aquellos años, quizás 1994, al grupo parlamentario del PAN le fue filtrado un documento sensible de la diputación priista: El itinerario de un viaje que harían a España sus legisladores, pretextando compromisos importantísimos, así como diversos actos protocolarios en aquel país. Se trataba de una agenda que intentaba darle cobertura a un peregrinaje turístico de un grupo de diputados decididos a viajar con gastos pagados por el erario. Aprovechando la oportunidad, los panistas develaron la noticia, dando a conocer punto y seña de la bonita gira que llevaban a cabo los tricolores por el viejo mundo. La excursión incluía opíparas comidas en restaurantes de postín como Cuchilleros, El Mesón de Cándido y otros buenos comedores españoles. Puro turismo.
El grupo parlamentario del PAN logró poner en el más absoluto ridículo a un priismo en plena crisis y degradación, producida por la pérdida del poder. Fustigó la irresponsabilidad del líder de los diputados del PRI para gastar el dinero en viajes de recreo. Los panistas, especialmente el congresista Arturo Saiz Calderón, el cual llegó al pleno del Congreso ataviado con un sombrero cordobés, vapuleó a los diputados del tricolor. Ese hecho se convirtió en un escarmiento que frenó los recurrentes abusos de legisladores con ánimos de conocer mundo gratis, durante un tiempo.
Hoy en día, en una absoluta falta de congruencia con la actuación panista de los últimos años del siglo XX, se anuncia desde el Congreso del Estado el viaje a España de un numeroso grupo de diputados, de todas las fracciones parlamentarias, entre ellos 10 panistas. Con alegría y regocijo navideño, comunican que van a tomar un curso de “Derecho Parlamentario con enfoque en Derechos Humanos”, a la célebre Universidad de Salamanca, un centro de enseñanza engrandecido por Alfonso X “El Sabio” y el emperador Carlos V, pero con una mácula indeleble al haber nombrado al dictador Francisco Franco, doctor Honoris Causa de esa casa de estudios. Una universidad de reyes, emperadores y dictadores, que ahora se encuentra en el rango 650 (QS) de las universidades del mundo.
Y hasta allá andarán caminos nuestros egregios legisladores, ávidos de instrucción para realizar a plenitud su labor de representantes del pueblo que los eligió, y no contumaces alfiles del gobernador en turno o de sus dirigencias partidarias. Hay que señalarlo claramente: Es la libertad personal y no la consigna, la base de una recta actuación parlamentaria. ¿Se los dirán en Salamanca?
¿Y por qué estudiar derecho parlamentario en una universidad escolástica? ¿No existe un mejor lugar para reflexionar sobre el futuro de la representación política? Podríamos pensar en locaciones cercanas al Europarlamento, quizás las universidades de Lovaina o Estrasburgo, algún país nórdico que les demuestre la elegancia de lo simple y austero o Irlanda, nación católica que, gracias a una novedosa propuesta para tomar decisiones, mediante un grupo de ciudadanos educados e informados, lograron procesar reformas en torno al tema del aborto, imponiendo la sensatez entre adversarios radicales.
Hoy, la Universidad Nacional Autónoma de México se encuentra en una posición muy superior a la Universidad de Salamanca, en el lugar 105. Su Instituto de Investigaciones Jurídicas cuenta con un claustro de profesores e investigadores especialmente aptos para instruir a nuestros legisladores, que de pronto han descubierto su ignorancia en temas parlamentarios y de derechos humanos. ¡Vaya cosa!
Surgen entonces varias preguntas inquietantes: ¿De dónde emerge el sorpresivo interés de estudiar derecho parlamentario? ¿Qué no se postularon como los personajes idóneos para el puesto que ostentan? ¿Descubrieron de pronto su atraso en los temas del parlamentarismo? ¿Ahora el contribuyente guanajuatense deberá gastar más de un millón y medio de pesos en dotar de conocimientos básicos, que deberían dominar, a sus diputados? ¿Por qué no pagan el curso de su bolsa si se trata de una falla personalísima, que afecta el desempeño de su cargo? ¿No conocen de la existencia de una plataforma digital llamada Zoom? ¿Cómo tolera una ocurrencia tan dilatada Luis Ernesto Ayala, precandidato a la gubernatura? Son preguntas, que deben de ser contestadas, mientras se cancela el impertinente viaje.
P.D. Última pregunta: ¿Asistiría a las cátedras salmantinas el simpático y muy famoso perrito (diputadog) que ayuda a nuestros legisladores a revisar las iniciativas? Así estamos en nuestro Congreso.
LALC