En la última sesión del Ayuntamiento del 19 de diciembre del año pasado, por congruencia personal renuncié a mi privilegio de contar con un asistente y un asesor pagados con recursos municipales, para que me apoyen en mi obligación como síndico municipal.

En mi opinión estos servidores públicos no son necesarios, ya que el Municipio cuenta con una dirección especial para apoyar a la función de todos los ediles, misma que cuenta con más de 15 abogadas y abogados profesionales que pueden y deben apoyar a todos los miembros del Ayuntamiento en el desempeño de sus obligaciones. En mi caso por mi actividad profesional, puedo prescindir de ellos.

Las actividades que llevan a cabo los asistentes y asesores distan mucho de lo que deben de hacer estos funcionarios, pues en muchos de los casos los ponen a hacer tareas de fotógrafos, choferes, carga portafolios, guarda sillas, etc.

Además, muchos de estos asesores terminan por hacer el trabajo que corresponde a cada edil, a tal grado que en algunos casos muy notorios les llegan a prender hasta su computadora y abrir la página o documento que deben de leer en las sesiones del pleno o de las comisiones, y también, lamentablemente, les asignan funciones partidistas, mismas que por su propia naturaleza deberían estar totalmente prohibidas, pues los asistentes y asesores son pagados con recursos de todos los leoneses. No cabe duda que aquí aplica esa máxima que dice que, gastarse el dinero de otros, es lo más cómodo.

Para colmo, el año pasado una regidora de Morena, que pidió una licencia fugaz solo por poco más de un mes para ausentarse de su cargo, liquidó a su asistente y asesor, costándonos a todos los leoneses la cantidad de 130 mil pesos, para luego a su regreso recontratar a otros nuevos. 

Por estas razones considero que dicho privilegio no debe de sostenerse, de hecho, esta prestación nació en el Ayuntamiento 2015-2018, a petición de la oposición, pero terminó siendo un instrumento de negociación política. Hasta antes de esa administración, ningún síndico o regidor contaba con estas facilidades, lo que generaba que hubiera más estudio y preparación por parte de los ediles.

Esta prerrogativa le cuesta al Municipio más de 10.5 millones de pesos al año, de esta cantidad a quien esto escribe le corresponden 750 mil pesos, mismos que he solicitado se canalicen a dos programas que tiene este Ayuntamiento, para que 375 mil pesos se destinen a brindar apoyos para la educación y formación de jóvenes de escasos recursos, en donde se incrementarán 125 becas a nivel de primaria, y otros 375 mil pesos para brindar apoyo a familias para el desarrollo de negocios de comercio y servicios, en donde se logrará otorgar un promedio de 38 apoyos para proyectos productivos.

Hay quien dice que los asistentes y asesores son necesarios para que los ediles puedan hacer mejor su trabajo, obviamente lo dice quien es un dirigente político o quien no quiere desprenderse de un privilegio. Otros incluso afirman que los asistentes les auxilian en la administración del fondo mensual que cada edil tiene para otorgar en ayudas sociales, lo cual no se justifica, pues no se puede pagar un sueldo de 16 mil pesos mensuales para administrar un fondo de 20 mil.

Lo ideal hubiera sido que todos renunciáramos a este privilegio, pero no hubo ni cercanamente un consenso, de hecho, más bien recibí críticas y descalificaciones. Cada síndico y regidor ganan 108 mil y 98 mil pesos mensuales respectivamente, ¿qué no se podría pagar cada uno un asesor con su dinero? Es pregunta.

LALC

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