En el mundo álgido de las noticias, algunas pueden ser malas para unos y buenas para otros. Sí, y por lo mismo, a la luz de los acontecimientos de la primera semana de 2023, resulta conveniente enumerar algunas buenas nuevas a favor de la inmensa mayoría de la nación de la que depende el PIB, sobre la base de subrayar que las mismas nuevas, son malas, tanto para AMLO, como para la 4T y su proyecto retardatario de extracción ultraconservadora.

La primera gran noticia de este 2023 (año de nones, año de dones), la aplaudimos los mexicanos amantes de la democracia, además de los inversionistas nacionales y extranjeros y los impulsores de la división de poderes, entre otros millones de fanáticos defensores de la libertad, del progreso y de la justicia social. Mientras nosotros, los liberales, exhalábamos un profundo suspiro reconciliador al conocer el arribo a la Suprema Corte de una mujer de trayectoria impecable y de larga carrera jurisdiccional, en Palacio Nacional y en los cuarteles de MORENA, se rasgaban las vestiduras por haber perdido la gran oportunidad de construir una nueva dictadura con su enorme estela de consecuencias masivas, según consta en nuestra historia. Es decir, buena, buenísima noticia para México, pero mala, malísima para AMLO.

¿Más.? ¡Sí! El arresto de Ovidio Guzmán, significó una gran noticia para quienes contemplamos con horror el avance de los narcotraficantes en el tejido social y político de México y porque, además, nos alarma el proceso de envenenamiento de la juventud consumidora de enervantes. Sin embargo, para AMLO, la reciente captura obligada de este peligroso narco, ejecutada en contra de su voluntad, constituyó para él una pésima noticia, pues, en 2021, había ordenado su liberación en términos muy sospechosos. Mala noticia para él, al haber tenido que someterse a las instrucciones de Washington y peor aún por haber mutilado al cartel de Sinaloa, el responsable de la muerte de más de cien mil norteamericanos víctimas del fentanilo y todavía, tener que enfrentar las respuestas terroristas.

El nuevo choque previsible de vagones del metro, otro accidente por la falta de mantenimiento, pues los recursos necesarios para hacer viable ese sistema de transporte público se destinan ilegalmente a la compra de votos para fortalecer a MORENA, fue otra pésima noticia de cara a los planes de AMLO, en relación a la sucesión presidencial. Por el contrario, la descalificación de la señora Sheinbaum fue una buenísima noticia no solo para Ebrard, sino para el electorado que no ve en ella las capacidades ni el talento para dirigir un México cada vez más complejo. 

El crecimiento del déficit fiscal; el peligro de la insolvencia del gobierno ante la expansión de la deuda pública y el disparo de las tasas de interés, la contracción de la economía; el desplome de la recaudación tributaria, la obligación de Pemex de pagar en 2023 y 2024, 16 mil millones de dólares solo de intereses, sin olvidar a la CFE; el éxodo de compatriotas aterrados por el hampa y desesperados por el desempleo hacia unos Estados Unidos asfixiados por los problemas migratorios; el justificado temor de un castigo a las remesas valuadas en decenas de miles de millones de dólares al ser utilizadas, una parte, al lavado de dinero; la brutal explosión de los homicidios dolosos; los asaltos callejeros; el monstruoso desperdicio del ahorro público dedicado a la construcción de obras irracionales de infraestructura; la carestía; la falta de medicamentos y de eficientes servicios médicos de salud; la cancelación de las fuentes de energías renovables, limpias y baratas; la sumisión obligada de México a los dictados de la Casa Blanca, entre otros cargos, son malas, muy males noticias para la nación, aberrantes y amenazadoras para AMLO, pero buenas, en cierto sentido para México, porque anticipan el derrumbe escandaloso de la 4T que ha descarrilado el ritmo de progreso de nuestro país.

Lo bueno para AMLO, casi todo es pésimo para México. De la misma manera, que la visita de Biden será óptima para nuestro país y deplorable para AMLO, de hecho, ya comenzó por ser deplorable.

 

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