Gente querida: inicia la gran Feria de León y con ello el ciclo económico que provoca el enorme encuentro de millones de personas que buscamos el color y las sonrisas que nos regala la vida.
Nuestra Feria es la posibilidad de invitar a la familia y a los amigos para tomar el aliento y la fuerza para sostenernos en esto que entendemos como vida. En este espacio he dado cuenta de las estadísticas y los niveles de satisfacción de los visitantes, así como del fenómeno social que es para conocer el mercado de la región y cómo consumimos y convivimos los leoneses.
También la Feria es una oportunidad para generar ventas y crear empleos temporales; para promocionar productos regionales, para sondear innovaciones y para conocer el comportamiento del consumidor. Las familias ahorran una parte del ingreso del año o se endeudan, pero no dejan de asistir a la Feria para registrar hasta 5 millones de visitas. El gobierno invierte para facilitar la realización, las empresas hacen lo propio arriesgando y los emprendedores acuden a vender y tener ingresos frescos.
Este año, a pesar de la recesión económica, y ya con la normalidad post COVID, la Feria tiene su regreso a la normalidad. Con medidas sanitarias, con una población parcialmente vacunada y el entusiasmo por sacar a divertir a la familia, la festividad es esperada por todos para allí encontrarnos y sacar nuestras sonrisas. El 75% de los visitantes lo hacen acompañados de al menos otro miembro de la familia y la motivación en un 85% se explica por la recreación comunitaria. La derrama económica por familia, si acumulamos las visitas, oscila alrededor de los 1,500 pesos, y tenemos un gran intangible que vale más que todo el dinero: La reconstrucción del tejido social y el cambio del “humor social”, elementos indispensables para que una ciudad sea una comunidad viva.
Las asociaciones civiles también buscamos en la Feria darnos a conocer y buscar la solidaridad hacia causas buenas. En el pabellón que organizamos, por décadas armamos la Macro Tómbola y en particular, el Patronato de la Feria nos autoriza a Ciudad del Niño Don Bosco -obra educativa con 63 años de trayectoria y más de 20,000 pequeños formados en la ex Hacienda de Santa Rosa- a vender palomitas a los visitantes.
Estaremos el miércoles 18 y el domingo 22 en la Macro Tómbola vendiendo boletos para la rifa de regalos que muchos de ustedes nos regalarán y los ingresos se destinarán, como hace 40 años, a la obra que conducen los padres salesianos y su servidor. Necesitamos que nos ayuden con regalos sencillos para hacer más atractivos estos dos días, en que nuestros beneficiarios venderán boletos uniformados con sus playeras con el rostro de San Juan Bosco, el apóstol de los jóvenes.
Si, vendemos también, desde hace 30 años en la Feria, palomitas, para ayudar a esta enorme obra educativa. Son “Palomitas con causa”. No crean que alcanzamos a sostener a casi 250 pequeños con las palomitas, pero son una oportunidad para agradecer, recordar y buscar apoyo con estas benditas palomitas. Parece fácil, pero hacer palomitas tiene su chiste y, además, provoca que nuestros internos en vulnerabilidad sean quienes participen y produzcan y vendan. Los jóvenes tienen una capacidad inmensa de participar en proyectos buenos. Para quienes de ellos, no han visitado la Feria, el solo hecho de estar en ella para vender palomitas, sabiendo que con la venta nos ayudan al sostenimiento de los internados, es una motivación para participar y vender.
La reinserción social, el sostenimiento de huérfanos, darles secundaria y bachillerato, construir proyectos de vida con quienes han sido tocados por las drogas o el crimen organizado, no es fácil. Se requiere amor, recursos, ideas, redes comunitarias y también, ayuda solidaria. Por eso me verán haciendo palomitas y vendiendo en nuestros tres puestos en la Feria; serán muchos de nuestros beneficiarios quienes estarán ofreciendo estas ricas palomitas con causa.
MTOP