En tiempos en que Gina Lollobrigida era una superestrella las cosas eran muy distintas, en cambio hoy se comete todo tipo de tropelías.
Qué tristeza, amigos aficionados al cine clásico, murió el lunes en Roma Gina Lollobrigida, una de las grandes (y más hermosas) estrellas del cine italiano de los 50 y 60.
Ella y la gran Sofía Loren se cocían aparte, logrando una fama internacional excepcional (con una disculpa para Claudia Cardinale y Virna Lisi).
Nadie podrá olvidar el papelazo que escenificó en la pantalla grande la gran Lollobrigida como la “reina de Sheba” junto al galanazo Yul Brynner.
En esas épocas en las que no había CG (gráficas computarizadas para los efectos especiales) las grandes películas se lograban con grandes estrellas, fenomenales diálogos, escenografía impactante y vestuario fastuoso.
Así eran las cosas antes en esto de la cinematografía, y también en otras cosas: por ejemplo, si alguna figura pública de la política era sorprendida in fraganti mintiendo, falseando o robando (ideas o cosas materiales) renunciaba por pura dignidad.
Ahora lo que tenemos con la Cuarta Tumefacción es que cualquier funcionario puede hacer cualquier tropelía y el Presidente López lo defenderá a capa y espada.
Tenemos hoy, muy en el escenario protagónico, a la pareja sensación: la Ministra Yasmín Esquivel, a quien la SEP rehusó sancionar regresándole la papa caliente a la UNAM con el tema ese de que PLAGIÓ su tesis con la que se recibió como licenciada en Derecho, y a su marido, el ingeniero José María Riobóo, a quien le achacan haber recibido contratos por ASIGNACIÓN DIRECTA de la Jefa Sheinbaum por más de 50 millones de pesos entre 2020 y 2022; haber diseñado mal tramos de la Línea 2 del Metro de Monterrey, que se está cayendo (aunque supuestamente se le rescindió el contrato después de un año), e intentar encarcelar (vía influencias de su mujer Ministra) a su nuera/viuda de su hijo en un caso increíblemente similar al del Fiscal Gertz con su ex cuñada.
Es decir, a ambas mujeres pretenden (o pretendieron) encarcelarlas hombres poderosos, culpándolas de “desatender” a sus cónyuges enfermos cuando éstos estaban siendo cuidados por profesionales (en el hospital, en el caso de Riobóo Jr.).
El presidente López defiende a su amigo (el que le dio la idea de hacer un aeropuerto en la Base Aérea de Santa Lucía) afirmando que Riobóo “es uno de los mejores ingenieros del mundo”.
Suponiendo que lo fuera, ¿eso qué tiene que ver con el tema?
Esto, el conflicto de interés relacionado con su mujer plagiaria -quien debió haber renunciado ya a su cargo en la SCJN- influyendo en el Poder Judicial para encarcelar a su nuera.
Aparentemente, el móvil es recuperar una herencia de más de 3 millones de dólares que el “mejor ingeniero del mundo” dice que le pertenece por haber sido de su hijo.
(Calca exacta de lo que Gertz reclamaba a su ex cuñada, viuda de su hermano).
Quesque mucha austeridad en la 4T, mucho pseudodesprecio por el dinero, ¡pero ah, caray, cómo lo pelean!
Cosa curiosa: a finales de la semana pasada, cuando la UNAM determinó que la tesis de Esquivel de Riobóo fue un plagio de una tesis presentada el año anterior, la Universidad turnó el asunto a la SEP para que ésta determinara qué castigo le corresponde a la Ministra.
El presidente López le tiró hasta con la cubeta a la UNAM y ofreció que pronto, tan rápido como el lunes, la SEP decidiría.
Pos resultó que NO: la SEP no resolvió nada.
Al contrario, le sacó al bulto de burda manera y le regresó el caso otra vez a la UNAM para que ésta decida qué castigo le corresponde a la Ministra por el plagio de la tesis.
Para variar, el Presidente NO CUMPLIÓ con lo ofrecido, el caso asemeja ya una pelotita de ping-pong y la Ministra sigue como si nada despachando en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
De pasadita sumiendo a este augusto cuerpo jurídico en el desprestigio y opacando la carrera del “mejor ingeniero del mundo”, quien no sólo es cuestionado por la persecución jurídica de su ex nuera, sino por estar recibiendo CONTRATOS DE OBRA SIN licitación de por medio.
Y ya que de esto hablamos, qué pena dan, qué tristeza, que aun con SEIS MIL elementos adicionales de la Guardia Nacional cuidando el Metro capitalino, como quiera se les olvide colocar los pernos que enganchan los vagones.
¿Acaso querrá decir lo anterior que hacen falta MÁS GUARDIAS NACIONALES en los andenes?
Quizá no sean suficientes SEIS MIL guardias, a lo mejor requieren DOCE MIL o VEINTE MIL.
O, pensando en el costo, es preferible que reciban clases del “mejor ingeniero del mundo” de cómo insertar pernos en los conectores de los vagones, y de pasada cómo SOLDARLOS apropiadamente para que no se caigan las VIGAS, como sucedió en la Línea 12… ¡y estuvo a punto de acontecer en la Línea 2 del Metro de Monterrey!