León, Guanajuato.- Caminando con una nieve en mano rumbo a la Casona del Terror vi un puestecito escondido entre el Palenque y la entrada a los juegos, me invadió la nostalgia -y hasta el miedo- por lo que descubrí.
Años atrás cuando la feria aún tenía pasajes terregosos y vacas entre huizaches, teníamos la ilusión de tomarnos una foto de llavero; en los noventa no era como hoy, pues no había celulares de alta gama y las cámaras polaroid automáticas eran muy caras, solo se usaban en las fiestas -me acuerdo que un día nos ‘velaron’ las fotos de la primera comunión de mi hermana, es decir, se echaron a perder ¡no había recuerdos de nada!-.
En fin, fui a ese puestito cubierto con una sombrilla de sol y una sábana amarilla y pregunté cuánto costaban las fotos con llaverito.
También sentí un poco de miedo porque esa foto del llavero es implacable y da un poco de temor, pues aquí no aplican los filtros ni nada de las aplicaciones de fotos actuales, así que nada de mentiras ni engaños al mundo.
Me atendió Doña Coco Hernández, quien dijo que no había almorzado -solo un cigarrito- y que su puestito de fotos era de los pocos que se encontraban en la feria.
Cuando eres grande te das cuenta del valor de las cosas, así que recordé cuando me tomaron una en “Huarachín y Huarachón”, me gustaba agarrarme el lóbulo de la oreja y salí en esa pose. Recuerdo que escondí la foto a toda costa para que no se burlaran de mí, porque salí como ‘La Chorreada’ de Pepe el Toro, pero después, me di cuenta de lo chistosa que era.
Le pregunté a Doña Coco cuántos años llevaba en la feria y me compartió que más de 20 años, aunque reconoce que la gente ya no se toma estas instantáneas -es más fácil la selfie con filtro-.
Entre las cosas curiosas que uno se encuentra, están aquellos hombres -y mujeres- que van con distintas parejas a tomarse la foto con llavero.
Para que amarre el cortejo, la sellan con las siguientes frases: “Contigo para siempre”, “Siempre te voy a querer”, “Contigo la vida es más bella” y una que otra mentira que según Doña Coco, se usan para enamorar.
Yo ya me tomé mi foto, y aunque no es como la que me regaló mi abuelita, la tengo para recordar esos momentos que pasé en la feria, jugando, comiendo y sobre todo, creando recuerdos que son mis archivos de memoria.
Solo quise sentir qué es volver en el tiempo, no les miento, sí se me salió una lagrimita, pues en esa pequeña foto, se engloban todas las sonrisas de mi niñez.
Espero que ustedes puedan sentir lo mismo. Nos vemos en la feria hasta el 7 de febrero. ¡Adiosito!