En este espacio he sostenido que contraer deuda para hacer buenas inversiones, es una decisión audaz e inteligente, y que, en el caso de gobiernos, se justifica cuando se aplican a inversión productiva y no a gasto corriente ni al consumo ciudadano. Contraer deuda, ha sucedido en el pasado en el gobierno federal y también en el estatal. Además, al igual que con las personas y las empresas, el monto solicitado debe tener relación con la capacidad de generar riqueza, esto es, el ingreso (en el caso de un País, con su PIB, Producto Interno Bruto).
Así, tenemos países como Argentina que se han endeudado más que su capacidad de generar riqueza y otros, que responsablemente, la han pagado. En nuestro caso, México ha contraído sistemáticamente deuda, como una estrategia para cubrir faltantes que tienen los gobiernos. Esto es, cuando se presenta déficit fiscal (gastamos más de lo que producimos), se recurre a la deuda, ya interna, ya externa. Pero aquí hay una diferencia: el gobierno de AMLO, también se ha endeudado, pero el Presidente tiene una enorme credibilidad cuando sistemáticamente afirma que “no ha endeudado al País”, cuando en realidad, si lo ha hecho.
En lo que va de la actual administración federal, la solicitud de deuda interna planteada al Congreso ha aumentado en 127%; con Peña Nieto, el techo aumentó 19.3% y con Calderón 56.2%. Una de las principales críticas que ha tenido la Ley de Ingresos de la Federación (LIF) 2023, durante su paso por el Congreso de la Unión, es el elevado techo de endeudamiento que se solicita para este año, el cual es un monto histórico. De acuerdo con la LIF, el gobierno de AMLO solicitó un techo de endeudamiento interno de 1 billón 170,000 millones de pesos, lo que representa un crecimiento de 31.1% en comparación con lo aprobado para el 2022.
En el pasado, esto sucedía cuando se presentaba un año electoral y tanto el PRI como el PAN, recurrían al endeudamiento al no tener más ingresos fiscales. El principal objetivo de la política de deuda, -ha afirmado el gobierno-, será mantener el porcentaje respecto al PIB estabilizado de alrededor de 50% y mantener el apego a los techos de endeudamiento autorizados por el Congreso de la Unión, como lo expuso la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en los Criterios Generales de Política Económica 2023. Esto, porque el Presidente AMLO ha afirmado que quiere mantener la deuda, pero esto, ha generado oposición entre los legisladores, principalmente en el PAN y en el PRI, quienes en el debate legislativo han dicho que lo solicitado en la LIF del 2023, contradice la promesa de no más endeudamiento.
En el 2019, primer año de gobierno de AMLO, lo solicitado fue por 514,500 millones de pesos, cifra que paulatinamente se fue incrementando hasta duplicarse. Pero en contraste, la solicitud de la deuda que se puede contratar en el exterior ha presentado un aumento bastante modesto en comparación con el endeudamiento interno, pues la LIF expone una solicitud de un techo de endeudamiento de 5,500 millones de dólares, que se mantiene en el nivel del 2019. Pero, al comparar la deuda externa 2023 con la del 2022, presenta un aumento de 44.7 por ciento, y comparado el monto con la interna, es poco significativa (90.7% del endeudamiento será de origen interno). Esto es, la estrategia planteada por el Gobierno Federal es una preferencia clara por el endeudamiento interno, para evitar que la deuda contraída se vea afectada por alguna variación ante volatilidad del peso frente a otras monedas extranjeras.
Considero que la LIF muestra que el Gobierno Federal mantiene un portafolio de deuda de bajo riesgo y equilibrado. Esto es, que no toda deuda es mala y, en una primera instancia, el techo de endeudamiento solicitado para el 2023 por AMLO no debería de preocupar comparada con nuestro PIB. La preocupación debería ser, en mi opinión, el uso que se le dará, enfocado a gasto corriente y no a inversión productiva.
La realidad es que los ingresos que el gobierno federal obtiene, principalmente, de impuestos y/o del petróleo cada vez son más insuficientes para cubrir las necesidades de gasto que requiere AMLO. El techo de endeudamiento solicitado para este año representa 14% de los ingresos totales que se esperan obtener el 2023, que suman casi 8.3 billones de pesos. Debería AMLO conseguir en acuerdo con la oposición, una reforma fiscal que logre incrementar la recaudación de impuestos, pero como él no acuerda con los demás partidos y este año es electoral, esto no sucederá y por tanto, al igual que en el pasado, AMLO hará crecer la deuda.