León, Guanajuato.- Para los leoneses el domingo 22 de enero fue día de fiesta y obviamente tenía que unirme a toda la algarabía que se hizo en el bulevar más importante de nuestra ciudad.
Gente de otros sitios dicen que los leoneses ‘somos de último minuto’, es decir, que somos medio indecisos, pero yo comprobé que no, porque antes de las 9 de la mañana ya estábamos muchos con nuestras gorritas y sillitas para ser parte del desfile más importante del año.
Como no había desayunado pedí una torta de carnitas de 15 pesos; me senté al lado de dos familias justo entre Plaza del Zapato y López Mateos: ¡Estábamos listos!
Menos los niños, ellos se empezaron a desesperar y los papás no encontraban cómo entretenerlos. Pero los vendedores de burbujas y de algodones de 20 pesos -y 50 pesos con un regalo- sabían que ellos eran sus clientes potenciales.
Lo que sí aprendí, es una técnica de un papá: como sus hijos le pedían algodones de azúcar, pelotitas y elotes, él les preguntaba a los vendedores si tenían cambio de un billete de 500 pesos y al decirle que no, evitaba pasarse de su presupuesto.
Un niñito le avisó a sus papás: ‘¡Ahí viene Sonic’ -un erizo súper famoso que como rockstar, se estaba tomando fotos con todos-. Fue el inicio del color.
Pasó un Spiderman medio gordito, lo vi medio cansado y que cojeaba; luego pasó un Iron Man que se fue quedito porque andaba todo asoleado por el traje, eso sí, traían toda la actitud.
Después vi pasar a un arlequín con zancos que dijo: ‘Ya ando cansado’ -imaginen caminar con zancos desde la Miguel Alemán hasta la Central Camionera, la verdad sí fue un deporte de resistencia.
Lo que más nos gustó fue que unos viejitos -de esos que bailan en el Templo Expiatorio sus danzones los jueves- nos dieron una probadita de los guapachosos bailes. ¡Nos dejaron con la boca abierta!
Entre la gente hubo quien dijo: ‘Hay que echarles porras porque ya vienen cansadones’. Esa fue nuestra forma de darles respaldo. Cuando se trata de apoyar, los leoneses nos vamos con todo.
Lo que más dio risa, es que habían dos botargas de perro y pato que volaban pero se atoraban en los semáforos y cables, así que todos teníamos que entrar ‘al quite’ para bajarlos para después ayudar a que se elevaran… pobre perrito, iba arrastrándose por el piso.
El furor no fueron Star Wars -contrario a lo que pensé- sino los Bomberos, a quienes les echamos porras: “¡Bomberos, Bomberos, Bomberos!”, y ellos nos mandaron abracitos, para todos los leoneses son nuestros héroes.
Después pasó un reno de Telcel que estaba perreando y no faltó el que se atrevió a pedir que bajaran sus precios: ‘Dan bien caro el internet’.
Casi al final, pasó la Policía y muchos comenzaron a romper filas para lanzarse directo a la feria, así cual after; los leoneses queríamos más fiesta y pues todo estaba en la feria.
Algunos rematamos con una gordita, otros con un refresco o con un día de picnic. Los que somos leoneses sabemos que nuestra identidad está marcada por un día de convivencia en ese lugar, así que, nuestro domingo fue ahí.
¡Lo disfruté mucho! Nos vemos en la feria hasta el 7 de febrero… Y ¡Muchas felicidades por tu cumple mi querido León, te quiero mucho!