Al comprobar el verdadero significado de la “Cuarta Transformación”, o sea, la meteórica involución suicida orientada a destruir los logros alcanzados por las últimas generaciones de mexicanos, vino a mi mente, por un lado, la llegada de Atila, el rey de los hunos, cuando invadió el imperio romano, y, por el otro, el recuerdo de un afortunado neologismo acuñado por Juan Enriquez Cabot: “Desposibilitar.” Si tuviera que escoger entre imposibilitar y “desposibilitar”, aunque parezca un barbarismo, me quedaría con “desposibilitar”, por el patético sarcasmo que implica.

López Obrador es el “Gran Desposibilitador” porque desposibilita el Federalismo, que tanta sangre, sudor y lágrimas nos ha costado construir, al mismo tiempo que pretende destrozar nuestra democracia, desde que se propuso acabar con el INE, el árbitro electoral creado para respetar la voluntad política de la sociedad mexicana, que AMLO pretender sustituir con la suya propia al intentar darle vida a un nuevo y oprobioso maximato de consecuencias imprevisibles.

El Jefe del Estado Mexicano, el líder político que protestó en sesión solemne ante el Congreso de la Unión, guardar y hacer guardar la Constitución y si no que la nación se lo demande, (de hecho ya empezamos demandárselo), ha intentado “desposibilitar” la división de poderes para volver a hacer de México, el país de un solo hombre, pero, además, de extracción comunista, tal y como propone “seguir el ejemplo” de la sangrienta dictadura encabezada por Fidel Castro durante más de medio siglo.

AMLO ya “desposibilitó” a la CNDH, a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, al ponerla en manos de una persona que escribe su nombre con faltas de ortografía y que jamás se enteró de la muerte de 750,000 compatriotas víctimas de la pandemia a falta de medicamentos o de atención médica, que no ha salido con eficientes recomendaciones para protestar porque cada 15 minutos asesinan a un mexicano, matan impunemente a 12 mujeres al día, los pequeñitos enfermos de cáncer y fallecen a falta de quimioterapias, sin olvidar a las decenas de miles de desaparecidos, sin que se haga valer el peso de la autoridad de dicha comisión, porque le importan un pito y dos flautas nuestros más elementales derechos humanos.

El número de golpes de máquina acordado para mis columnas se va rebasando sin que pueda enumerar muchas más “desposibilitaciones”, como lo son los ataques en contra de nuestros organismos autónomos, garantes de nuestra democracia y de nuestra evolución económica y social. Ahí va AMLO, pluma en mano, para “desposibilitar” (perdón por la insistencia), al Banco de México, al proponer vicegobernadores indignos de pertenecer a la Junta de Gobierno, al “desposibilitar” al INADEM, el Instituto del Emprendedor, a ProMéxico, al INEE, el instituto de la Valoración Educativa, a los fideicomisos públicos, al Seguro Popular, a la Policía Nacional y al Ejército mexicano utilizándolo para actividades ajenas a la Carta Magna. Por si fuera poco, AMLO también trata de “desposibilitar” al Inegi, a la Cofece, a la inversión extranjera, a los partidos políticos, a la selva maya, a la aviación, a la producción de energía eólica, limpia y barata, a la libertad de expresión, a la prensa nacional, la unión entre todos los mexicanos, la generación de riqueza y la creación de empleos, el presupuesto público, la transparencia en el uso del ahorro público, al T-MEC, las relaciones con nuestros socios del norte y con la iniciativa privada mexicana.

AMLO también pretende “desposibilitar” el sistema de seguridad pública, el de la educación nacional, el de impartición de justicia, desde que ataca y amenaza a jueces que dictan sentencias contrarias a sus intereses políticos, al igual que lo hace al violar las leyes electorales.

AMLO es el Gran “Desposibilitador” del sueño mexicano. Las pruebas están a la vista. ¿Cuánto tiempo y esfuerzo nos llevará volver a “posibilitar” a nuestro país y quién y cómo lo logrará si nunca habíamos experimentado daños masivos y profundos institucionales desde la conclusión de la Revolución Mexicana?

En otra ocasión abordaré con más detalle, la historia del Atila Mexicano.

 

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