Con rabia, muchos hemos visto cómo se devasta la selva en la península de Yucatán. Con arrogancia y animosidad, las manos mecánicas extraen de la tierra, de cuajo, árboles y vegetación. Las imágenes son demoledoras y la animadversión se traslada al presidente de la República, que tan orondo había anunciado que ni un solo árbol sería talado. 
La crítica y la decisión de no votar por su partido se alimentarán de ese ecocidio ordenado autoritariamente.
En contraparte, deberíamos encontrar un resplandeciente contraste con los gobiernos provenientes de partidos contrarios al del Ejecutivo Federal, que se diferenciarían por el respeto con el entorno, cuidadosos del medio ambiente, el agua, las sierras y las montañas.
Pero tristemente no es el caso. Sucede que en Guanajuato, gobernado por un partido de signo contrario a Morena, sorprendentemente constatamos que también se protege el abuso y el ecocidio. Esto sucede a diferente escala, la estatal y municipal, pero en el mismo contexto que la profunda herida hecha a la tierra para construir el tren maya.
En estos lares, se agrede a la sierra de Santa Rosa bajo conductas lesivas a un área forestal protegida por la regulación federal, otorgándole protección a un exdiputado panista entercado en urbanizar una sierra que es pulmón de esta zona del Bajío. 
Un acuerdo de protección política y administrativa, y facilidades para transgredir leyes y reglamentos, concreta la entrega, por parte de la Dirección de Medio Ambiente y Desarrollo Urbano del municipio de Guanajuato, del codiciado permiso para poder vender lotes en el fraccionamiento denominado “La Cucursola”, sin haber logrado el cambio de uso de suelo forestal. 
Por si no fuera grave la situación, la lotificación de cerca de 50 lotes de 900 metros cuadrados cada uno, hará crítico el abasto de agua a las comunidades serranas, que se surten desde la pequeña presa de Peralillo. Los vecinos de las comunidades aledañas ya lanzan señales de preocupación y alerta.
Pero no todo para aquí. La arbitrariedad denunciada por los grupos ambientalistas Movimiento Colibríes y Acción Colectiva Socioambiental, se combina con un video en donde la regidora del ayuntamiento de Guanajuato, Paloma Robles, presenta a la ciudadanía un hecho milagroso que se ha dado en la mismísima Sierra de Santa Rosa: la aparición de un rancho de enormes bardas aseguradas por contrafuertes, que luce como símbolo un tractor en un pedestal a manera de escultura, gran portón, caballerizas, así como otras construcciones, ubicado en un área de 14,000 metros cuadrados cuyo nombre es rancho “El Milagro”. 
Se trata de una de las nuevas propiedades que ha adquirido el alcalde Alejandro Navarro, a un sorprendente costo de 42 pesos el metro cuadrado, en contraste con Cucursola, que publicita el precio de venta de sus terrenos en 2,400 pesos por metro. 
Algo huele a podrido en esa transacción aprobada por el Catastro de Guanajuato. No dudemos que se trate de todo un milagro haber conseguido un inmueble a tan buen precio junto con su aprobación catastral para el traslado de dominio en tan bajo valor.
Y es que la mezcla de los intereses del ex diputado federal del PAN con los del presidente municipal de extracción azul, van más allá, conforman un entramado de complicidades para intentar urbanizar una extensa área forestal. El lugar está bonito, pues como no… se antoja.
De tal forma que los politicastros han decidido lanzarse a hacer negocios inmobiliarios en un sitio sagrado para los guanajuatenses como lo ha sido desde siempre esta serranía. Su voracidad no reconoce límites, el dinero producido por las factibilidades para fraccionar, acuñadas desde el poder, deben de aprovecharse al extremo. Negocios a costa de la frágil naturaleza que rodea a la capital del estado. 
Para aumentar la preocupación ciudadana, se conoce la intención de incluir en el futuro Programa Municipal de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Ecológico y Territorial (PMDUOET), una extensión de 120 hectáreas de la sierra para ser consideradas como urbanizables. 
Habrá que aclarar esta perversa intentona. Nuestros empresarios inmobiliarios y la red de corrupción afincada en el poder local, apoyada por el presidente estatal del PAN, irapuatense y amigo del ex diputado federal panista, van por todo y solo una ciudadanía en pie de lucha podrá resistir sus aviesas intenciones. Los tiempos electorales y el escándalo que van a originar sus ambiciones, no les serán propicios para lograr éxito en sus temerarios negocios. Enoja el tren maya y enfurece Cucursola y el Milagro, que significan la comercialización inmobiliaria de la sierra de Santa Rosa. Ni modo, habrá que enfrentar una vez más a nuestras abusivas autoridades. No paramos.

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