El TikTok es como la vida. Ofrece montones de contenidos y nosotros, con un dedo, los elegimos o desechamos. Le vamos diciendo: “No, no, no, a ver este, me gusta o no me gusta…”. Luego, de acuerdo con nuestros “like”, un algoritmo selecciona videos similares y nos los ofrece. Con el tiempo, muchos de los temas que nos presenta son de nuestro agrado y nos cuesta trabajo dejar de verlos. 

Aunque parezca increíble, la vida hace lo mismo. Ofrece millones de cosas para ver y sentir: modas, comidas, guerras, religiones, política, espectáculos, bailes, consejos, música, enfermedades, corrupciones, escándalos, maneras de pensar, etc. 

Muchos los pasamos sin verlos. Elegimos algunos para ponerles atención y dejarlos entrar a nuestra mente. Ahí se anidan. Luego, como si hubiera un algoritmo que nos da más de lo mismo, comenzamos a encontrar afuera lo que pensamos y de esa manera confirmamos nuestra visión. 

¿Me fijé en temas optimistas? Los encuentro afuera. ¿En temas catastróficos y atemorizantes? Los encuentro afuera. Al poco tiempo, me siento tan optimista o aterrorizado como eran las imágenes que elegí.

Hay personas que tienen el “don” de agobiarse por eventos catastróficos y cosas que nunca pasarán o faltan millones de años para que sucedan, como una invasión alienígena que esclavice a todos los humanos, o el desastre de cuando el sol se enfríe. 

Mientras más investigan más asustadas están, sin darse cuenta de que su mente trabaja a altas velocidades para solucionar un problema que no es de su incumbencia y las distrae de sus problemas reales, que su familia las necesita, los hijos crecen sin ellas, los amigos se distancian o su economía se tambalea.

Lo que pensamos es de vital importancia. Aquello que seleccionamos hará nuestra vida tan hermosa o desdichada como son nuestros contenidos mentales. La vida siempre es igual: comienza y termina y en el breve intermedio nos pone a respirar, pero no nos dice cómo vivir, solo nos ofrece cosas y también nos endilga circunstancias y acontecimientos -difíciles o dolorosos- que jamás habríamos elegido. 

Suena extraño que esos acontecimientos que no elegimos van a ser los que nos obliguen a reflexionar, tomar decisiones distintas, ampliar nuestra consciencia y volvernos más capaces para lidiar con la vida. Si no nos doliera ni perturbara nada, continuaríamos por el mismo camino que nos parece normal, aunque estuviera lleno de baches.
Deseo que los pensamientos que eliges te ayuden a sentirte cada vez mejor en ese breve lapso que nos toca vivir.

“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en Psicologa@DoloresHernandez.org

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