Mis queridos lectores que quedan de esta -ya- digital columna: les comparto mi sentir ante la realidad social de este terruño que tanto amo. Los datos publicados por el Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social), desnudan la pura realidad.  Somos el tercer municipio más grande del País, pero somos el que tiene la mayor concentración de pobres de todo el País.

Es común que podamos sentir en las clases medias y altas que somos un León rugiente y fuerte. Sí. Pero esto lo sentimos quienes hemos podido formar una personalidad resiliente frente a un medio que nos obliga a competir. Pero la realidad de las mayorías es otra. Me refiero al 55% de leoneses que son pobres. No a quienes tenemos coche, sino a quienes carecen incluso de bicicleta.

Las causas de esa pobreza de las mayorías son múltiples. Señalo cuatro que estoy seguro inciden en la multiplicación de la pobreza en nuestra región: el sistema económico capitalista que concentra riqueza en pocas manos; el modelo económico que -intensivo en mano de obra- remunera poco al trabajador; la política social gubernamental que se enfoca más a la infraestructura económica y por tanto, reproduce el sistema que excluye y además, la falta de solidaridad que tenemos ciertamente en una sociedad clasista y racista como es la del Bajío. Sabemos bien dónde está concentrada la pobreza; si es extrema o si es patrimonial o de oportunidades. Lo que no sabemos, es cómo eliminarla. Sabemos eso sí, que es fácil olvidarla. Desgloso los principales factores:

Primer factor. El sistema económico capitalista, “intrínsecamente injusto” -como la iglesia católica lo ha señalado- solo puede compensarse con leyes que repartan mejor la riqueza vía impuestos. Poner límites a la concentración. La remuneración al capital es considerablemente superior al trabajo. Esto es, el capitalista acumula riqueza traducida en propiedades, inversiones en el extranjero, estilo de vida.

Segundo factor: el modelo económico. En el Bajío apostamos por un modelo exógeno, basado en la inversión extranjera, pero con clusters tradicionales intensivos en mano de obra con baja remuneración salarial. Esto se ha reflejado en la pobreza laboral que, si es comparada con los ingresos de estados vecinos como Aguascalientes, Jalisco y Querétaro, refleja que el ingreso per cápita en León es menor.  Las causas que señalo tienen su origen en un sistema económico que, desde su diseño, genera inequidades que no es fácil compensar.

Tercer factor. Hace falta mucha política pública para que los tres niveles de gobierno se enfoquen en la gente, el pueblo pobre. El gobierno federal que nos tiene estrangulados con devolvernos los impuestos que generamos; el estatal que con pocos recursos se enfoca a la infraestructura económica y el municipal, que con en potente programa de inversión, replica el esquema azul. Pero eso no es suficiente, ni lo será. Requeriríamos también funcionarios públicos enormemente sensibles a las mayorías para que, en un evento, por ejemplo, sea el pueblo, el centro del discurso.

Cuarto factor. Nuestro egoísmo. De acuerdo al SAT, León tiene una bajísima cultura de donación. El capital concentrado en pocas manos (6% de los leoneses acumulan, por ejemplo, el 55% de la propiedad de la tierra); tenemos la tasa de vehículos de lujo más alta del País. La corresponsabilidad empresarial en conversión en Consejos ciudadanos es nula. Los Consejeros, no aportan recursos de su bolsa.

Al final si salimos a las calles, nos enfrentamos a la pobreza. Pero si no utilizamos el sistema de transporte público, si no tenemos contacto con la realidad de personas concretas que carecen de oportunidades o seguridad social y no tomamos acciones concretas para salvar vidas, dando la propia, no cambiarán las cosas. Dicen muchos ricos que ellos “no son responsables de la pobreza”. La realidad, es que sí la tenemos. Todos quienes omitimos que el sistema económico cambie, somos cómplices por omisión.

No creo en la solución de AMLO heredada del PRI histórico, que, al entregar masivamente programas sociales, se acabe la pobreza. La historia lo ha comprobado. Solo creamos dependencia. Paliamos el hambre, la necesidad inmediata, pero la carencia seguirá existiendo. Es solo formando capacidades populares como se logra crear riqueza compartida. Y esto se logra compartiendo generosamente lo que tenemos en la bolsa y teniendo siempre en nuestras decisiones, la realidad de las mayorías leonesas en pobreza, que nos hace ser los campeones de la pobreza. 

 

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