Califiquen los lectores.
Adolfo Ruiz Cortines, antes de que dejara su lecho el Presidente Miguel Alemán, ya estaba en la recámara con libreta y lápiz prestísimos. A pie juntillas captaba y, por supuesto, aplicaba cuanto se le había indicado.
Por esa fidelidad, cuando un grupo de allegados le preguntaron a don Miguel por su sucesor, al mencionarle a don Adolfo dijo, dando la voz de “arranque”. “Don Adolfo, me adivinaría el pensamiento”. Los presentes, entre ellos Alfonso Flores Mancilla, corrieron al merecido apapacho.
Así le fue a don Miguel con don Adolfo; pero para describir tal realidad en estos hombres y mujeres de la administración y la política, digamos por ejemplo, El Colegio de México, quienes desentrañan hasta los misterios de nuestra historia, para eso se han formado y deben cumplir esa tarea.
Cuando el “tapadismo” efervecía y estaba en la Silla del Águila Adolfo López Mateos, quien puso en carrera a los “cazadores” de oferta política o simples aventureros, expresó: “El Tapado fuma Elegantes”.
Y a correr los interesados, puesto que, en efecto, de vez en cuando el que mandaba en Palacio, se fumaba uno de esos pitillos.
El resto de la existencia de López Mateos fue lamentable, con Díaz Ordaz en la Presidencia, quien le ganó “por lo menos a Donato Miranda Fonseca”.
El resto de la existencia de López Mateos fue un tormento: le dio un aneurisma que ni el doctor Popeen, norteamericano adelantado en esa ciencia, en su tiempo, se atrevió a intervenir. Autorizaba que al paciente le dieran una copita de vino tinto, pero nada más.
Ya postrado, refiere Humberto Romero, que por parte de Díaz Ordaz el enfermo recibió las más grandes humillaciones. Ilustra: ya postrado, el enfermo quiso hablar con el ahora Presidente. Díaz Ordaz, al teléfono gritó: “Díganle a ese señor, que yo no tengo nada que ver con él”. López Mateos al poco tiempo falleció.
Gustavo Díaz Ordaz era irónico hasta consigo mismo, refería: “Dicen que la gente de Puebla, concretamente la de Ciudad Serdán, es de dos caras, ¿ustedes creen que si tuviera yo otra podría andar presumiendo la que tengo? Y es que la cirugía plástica en las personas llegó tardadita a México, venía acompañada de un sistema retroalimentario que se llamaba orinoterapia.
Nadie sabe a ciencia cierta cómo se financiaban las precampañas y campañas, nada más recuérdese que todos los funcionarios de cierto nivel contaban con pacas de billetes. De ahí sacó el Secretario de Gobernación dos pacas de efectivo que le entregó al General Manuel Rangel Escamilla, ordenándole que permaneciera en la Dirección Federal de Seguridad.
Lo que da a entender que los Secretarios o hasta funcionarios menores disponían de dinero suficiente, o sea, tenían una caja chica y una grande para sus maniobras del presente y del futuro.
De todos esos fondos ¿a quién, cuándo y cómo le rendían cuentas? A nadie, eran libres del manejo de semejantes caudales.
Claro que cuando venía el “destape” levantaban la mano al agraciado y de ahí en adelante todo corría por cuenta del partido oficial, que era el mismo gobierno. Nadie ha tenido capacidad para cuantificar esos recursos. Cuando se inquiere sobre el particular, simplemente se responde que era muchísimo dinero.
¿Resultaba más despilfarro que el que ahora se aplica a promover “las corcholatas” de nuestro Presidente?
En esta realidad nadie podrá salirnos con el cuento de que los precandidatos de AMLO se promueven con puro regalado.
El dinero, quiérase que no, es un motor de la política, por eso AMLO se encamina a reunir cerca de cincuenta millones de votos, porque reparte, regala, dona lo que no es de él, sino que pertenece al erario público; su sistema consiste, está a la luz de la realidad, en darle a los pobres para que estén con él; así mientras más pobres haya mejor, porque es un caldo de cultivo apetitoso en la política de nuestro tiempo.
López Obrador sabe que cuando quien le suceda no esté en concordancia con sus métodos, tendrá que haber cambios y cambios sustanciales, lo que quiere decir que a futuro la justicia social va a caminar por otros senderos.
Lo que fue ayer con el partido del gobierno, o sea el partido oficial, es ahora pero disfrazado de una justicia que amarra a la pobrería por la boca y el estómago.
Eso es una manipulación que da pena y vergüenza, porque hasta gente que puede llamarse decente políticamente hablando, ya está comulgando con esas ruedas de molino.
MTOP