Lectores digitales: viajé este jueves al Parque Bicentenario al 5º informe de Diego Sinhue, a este ejercicio que los gobernantes hacen para rendir cuentas sobre esa confianza depositada en un voto para elegirles y también para informarnos sobre el estado que guarda la entidad. Cada ejercicio refleja el estilo del gobernante e incluso la estrategia de comunicación social. Se acaba ya el ciclo de gobierno de Diego en un estado como el nuestro, que se ha enfocado a la productividad, a la generación de empleos, a la educación. Por eso, hicieron un repaso “azul” de los últimos 30 años en el paso de una economía agrícola y de manufacturas de bajo costo, a la industria de alto contenido tecnológico.
Fue una tarde generosa: viento, el sol en su declive y todos en un amplio recinto, que albergó a tanto invitado, quienes mínimo traíamos puesto un saco. Problema enorme en el acceso, para estacionamientos suficientes para tantos vehículos de lujo y camionetas blindadas. La tarde noche fue hermosa para observar desde dos enormes pantallas los apoyos audiovisuales. El evento fue impecablemente organizado y el control por código digital facilitó la entrada al informe.
Diego se concentró en mi opinión en mostrar que Guanajuato tiene el mejor sistema de salud del País, y que los jóvenes tienen enormes oportunidades a través del estudio “aspiracionista”. Expuso como éxito, los logros en esta estrategia de desarrollo industrial que es la “mentefactura” y que ha permitido que tengamos el quinto lugar en el País en generación de riqueza y en atracción de inversiones. Todo esto fue presentado con apoyo de historias de éxito, testimonios de personas reales, que son al final, las más creíbles.
En medio de un entorno de invitados “azules” cercanos al proyecto del gobernante panista desde el contexto del Bajío industrializado, a quienes debíamos aplaudir, fue expuesto que la estrategia ha dado resultados. Inició con un performance de jóvenes y tuvo como elemento de impacto, la presentación de un vehículo eléctrico armado por jóvenes de nivel bachillerato del CECYTE y del CONALEP. Además, casos como el de una emprendedora en alimentos y de un empresario en sector automotriz, que nos llevaron al mundo ideal que yo quisiera para las mayorías. Todo, en esta estrategia de impacto, pues los informes han ido cambiando en nuestro País para que sean las personas, quienes, como evidencia de resultados, expongan los conceptos y no solo los gobernantes. Menos mensajes políticos y más resultados.
Sin mencionar el desafío del agua y de la pobreza extrema que nos dice el CONEVAL. Tampoco en el trabajo junto a los jóvenes que escapan del horror de las drogas y de los cárteles. Nada sobre el enfoque hacia la sustentabilidad para que transitemos hacia la “economía verde”. Bien porque el Góber mencionó al inicio del evento, que tenemos el mejor sistema de salud del País y que el gobierno estatal ha realizado millonarias inversiones para reactivar la economía. También, una lista larga de inversiones en obra pública con recursos estatales y con aplicación inteligente de la deuda. Además, los reconocimientos recibidos por el buen gobierno en cuestiones como transparencia y rendición de cuentas. La fuerza de la seguridad pública al invertir miles de millones en más elementos.
Pero así lo veo y lo digo, porque mi vida fue entre los jóvenes, en proyectos de desarrollo tecnológico en aulas universitarias y empresas. Me refiero a quienes están en vulnerabilidad, a quienes casi nadie atiende; a quienes están en conflicto con la ley, a los huérfanos, a quienes escapan de las drogas, a quienes se esconden a la muerte de los cárteles. Aquí no hay historias de éxito siempre; son luchas anónimas, donde solo los sacamos con corazón y con los recursos aportados por gente buena y generosa. Este es el reverso de la historia, donde no hay luces, sino claroscuros. Desde aquí es donde es difícil visibilizar el dolor.
Frente a la falta de inversión federal (somos el penúltimo estado en transferencias federales per cápita de todo el País) Diego expuso todo lo que hemos podido hacer con nuestras propias manos, con nuestros propios recursos. Considero que ahora el desafío para el fin de sexenio, deberá ser cómo traducimos este enfoque de la “mentefactura” a la realidad de las mayorías que hoy, desde diversos ámbitos apenas sobreviven y entre quienes tratamos de construir luces visibles de esperanza en medio de tanta oscuridad.