Familiares y amigos del joven empresario irapuatense Jair Martínez, secuestrado, tenían la esperanza de rescatarlo con vida y no fue así. Familiares, amigos y toda una sociedad, igual que en el primer caso, esperábamos que las seis mujeres privadas de la libertad en Celaya fueran encontradas vivas y no fue así.
Nos queda en la mente imaginar los atroces y brutales momentos que vivieron estas víctimas, desde su desaparición hasta ser asesinadas de forma despiadada por seres a los que no podemos llamar humanos.
El estupor aumenta al pensar en qué más pudieron hacer las autoridades para encontrar a esas personas con vida, y lo que se dejó de hacer o se hizo mal, pero tampoco es fácil estar del lado de instancias que parecen rebasadas.
Presumimos de tecnología, presumimos de corporaciones acreditadas por CALEA, presumimos de las policías mejor pagadas del país, presumen de índices que solo ven las autoridades y no el ciudadano común y corriente.
¿Dónde quedaron las activaciones inmediatas para la búsqueda de personas desaparecidas? ¿Dónde quedó la utilización del superdrón del Estado capaz de detectar hasta una liebre en el campo? ¿Dónde estuvieron y qué hicieron los Arcángeles (helicópteros) con que se cuenta? ¿Dónde las Yagu blindadas y todo terreno de Celaya?
Nadie más que la familia de Jair puede haber quedado con una mayor frustración que la de haber rastreado y ubicado su celular, en la colonia Las Reinas, e informarlo a la Fiscalía, para que 30 horas después fuera encontrado el muchacho, pero muerto.
¿Por qué no hubo una actuación inmediata con la cuasi flagrancia sino hasta que se tuvo una orden de cateo? Y en el caso de las mujeres ‘levantadas’ ¿se activaron o no las células municipales de búsqueda? ¿Tampoco se usó toda esa tecnología?
La captura de 14 presuntos criminales originarios de otros estados, incluso uno de otro país y solo uno de ellos guanajuatense, nos hace recordar que la maldad fue importada, pero que hace ya buen tiempo la bondad local ha sido minada.
Guanajuato cobra relevancia en el mundo por eventos como el Rally, que vuelve luego de tres años, pero también lo hace por la delincuencia e inseguridad como la que narramos (a unos días de la masacre en un bar de Apaseo el Grande) y que es noticia en todo México y en medios de otros países como CNN, de Estados Unidos; El Mundo, de España o la BBC, de Londres.
Sobre la detención de ocho presuntos asesinos de Jair, informó la Fiscalía que en el inmueble se encontraron restos de otras personas, de los que falta identificar.
En el caso de las mujeres privadas de la libertad (desde el 7 de marzo) la Fiscalía indicó que ellas fueron asesinadas y totalmente calcinadas ya que fueron identificados los restos de cinco de ellas, pero no hubo indicios de la sexta joven.
En la fosa donde se encontraron sus restos había “un centenar de más partes humanas” (principalmente huesos), que deberán ser identificados con el ADN, lo que nos retrata la maldad extrema de los delincuentes.
No transcurre una semana cuando vuelve a ocurrir algún hecho atroz en nuestro estado y no puede ser consuelo que también sucedan en otras partes de la República.
Los hechos comentados en este artículo no son todos, hay más personas desaparecidas en el estado, cada día hay más homicidios dolosos, más extorsiones, más delitos patrimoniales.
La sociedad está ávida de que los gobiernos de los tres órdenes se unan en una gran cruzada, en una gran sinergia, para atacar por todos los flancos a la inseguridad y la delincuencia, para no dejar que los malos, que parecen ser más que los buenos, se adueñen de nuestras vidas.