¡Por fin te nos fuiste con tu Amado y buen Dios! ¡Tanto tiempo que anhelaste irte con Él y cuánto trabajo te costó dejar esta tierra!

¡Por fin estás con tu Viejito adorado, tu compañero de Vida, nuestro tan querido Capachus, tu amado Víctor… el Amor de tu Vida! ¡Tanto lo amaste que no duraste más que un año sin él!

¡Ay, Viejita! ¡Cómo nos duele tu partida! Ya nos habían dicho que quedar huérfano era muy doloroso y fuerte… pero, como todo, no lo cree uno, hasta que lo vives… hasta que lo sientes en carne propia…

“Se les fueron sus dos pilares”, nos dijo el Padre Borja… y agregó:  “Ahora depende de ustedes mantener unida a la Familia”.

Pues sí, Mamita chula, ustedes eran los pilares de esta linda y gran Familia que formaron con tanto Amor, tanta ilusión, tanto esfuerzo, tanto trabajo, tantas pláticas, tantos dolores y problemas, pero también, tantas alegrías y fiestas.

Somos 10 hijos con nuestros espos@s; más 16 niet@s muchos de ellos ya también, gracias a Dios, con sus parejas y, por si fuera poco, fueron Bisabuelas de 12 chiquill@s… ¡un Familión! ¡Ayúdenos, tú y mi Papi, a mantenernos unidos!.

¿Sabes qué, Mamita linda? Me doy cuenta que: ¡nos enseñaste tantas cosas! ¡Es INCREÍBLE, TODO lo que enseña una Madre! Y ahora, cada vez que hago algo que tú me enseñaste a hacer, ahora se me llenan mis ojos de lágrimas y se me hace un nudo en la garganta!  

Una Mamá te enseña a persignarte y a juntar tus manos para pedirle a un Dios bueno que te ama y se preocupa por ti… una Mamá te enseña a escuchar la voz de tu conciencia y a no mentir… te enseña a compartir con tus herman@s y a pedirles perdón cuando te equivocaste.  Una Mamá te enseña a lavarte los dientes, a hacer la tarea y a leer… te enseña a cantar cuando estás alegre y te abraza cuando estás derrotado y triste. Una Madre te da su propio espacio para que vengas al mundo y te da todo su Amor, SIEMPRE… porque siempre, siempre te defiende y cree en ti, no importa lo que hagas ni cómo seas. 

Tú siempre fuiste una Mamá muy amorosa y dedicada, que nos decía siempre la verdad, aunque doliera o aunque se tratara del escabroso, aunque divertido, tema de la Sexualidad.  

También, y lo más importante es, que fuiste una buena persona que siempre buscaste hacer  el bien a todos, tanto personas, como animales y hasta las plantas…  desde darles aventón a gente que ni conocías en Insurgentes de la Ciudad de México, porque te daba compasión verlos que esperaban el camión; pasando por los vasos de agua que le ofrecías a todos aquellos que hacían algún servicio en la casa; hasta las abejitas que rescatábamos de ahogarse en la alberca del club, en esta hermosa ciudad, que nos acogió y adoptó como si fuéramos de “León, de toda la vida”. 

Tus frutos hablan por ti:  20 años en Anspac Cuadra, 15 años en Vifac, fuiste de las primeras Maestras de Psicoprofiláctico en esta ciudad; ibas a rezar por los enfermos en Santa Teresita y con los presos en el Cereso.  

Al igual, te gustaban mucho las manualidades, pintar al óleo, en porcelana o madera, el repujado en metal, tejer, coser, cocinar. Así como te fascinaba leer, aprender de todo y escribías unos versos hermosos que nos dedicaste a todas las personas que amabas. 

Aunque, tal vez, lo que más te gustaba hacer, era cantar… tenías una linda voz y cantabas donde querías… ¡qué pena nos daba cuando te lanzabas a cantar en las Misas adonde íbamos, porque no querías que parecieran tristes! ¡hasta nos llegaron a conocer como l@s hij@s de la señora que cantaba en Misa! ¡Cantabas hasta en los baños del Campestre! ¡ay, Dios!. Lo chistoso es que luego la misma gente nos preguntaba que porqué ya no ibas a tal o cual templo o al Club.

Pero creo que lo que más te definiría sería que fuiste una mujer con una GRAN FE… una Fe a prueba de todo, firme, serena, llena de esperanza y amor.

¡Gracias, Mamita, por ser exactamente como eras!  Ya sé que muchas veces solo vi tus defectos, ¡los hij@s somos tan buen@s para juzgar! ¡Perdóname, Ma!

¡Gracias porque al amar tanto al Amor de tu Vida, y creer que era tu Príncipe azul, me permitiste encontrar el mío!.. como escribió algún día, Lulú, mi hermana.

¡Gracias por encontrarle el lado positivo a TODO y disfrutar lo bello de la Naturaleza y de la Vida!

¡Gracias porque al estar orgullosa de ser mujer, nos ayudaste a valorarnos como tales!

¡Gracias porque al usar y gustarte tanto las cosas mexicanas, nos hiciste sentir orgullosos de nuestro México!

¡Gracias porque sabías comer y saborear todo con tantas ganas!

¡Gracias por ser linda Hija, excelente Nuera, buena Hermana y tan gran Amiga, que tu mejor Amiga, la Tía Lupita Aguilar, te acompañó a volar al cielo!

Sé que ya estás allá, en el cielo, Mami, cántale a Dios y abraza a mi Papi y a Johnny… y desde allá, ¡cuídanos, guíanos! 

 

Te llevamos siempre en nuestros corazones.

Tu Familia.

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