El Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León, SAPAL, el organismo local de agua potable y alcantarillado, cumple 40 años de haberse decretado su creación. El organismo es uno de los mejores operadores de agua a nivel nacional.
Originalmente SAPAL fue operador federal y luego estatal, hasta convertirse en local, en sus inicios, solo dotaba de agua, pero con los años, se dedicó al saneamiento y ahora también al reuso de agua. Su nombre original fue Ramo de Aguas Municipales, luego recibió el nombre de Junta Federal de Agua Potable y Alcantarillado, posteriormente Junta Estatal y luego retomó el nombre de Junta Federal.
En 1982, mediante un decreto gubernamental recibió el nombre con el que actualmente conocemos, gracias a las reformas al Artículo 115 Constitucional, en el que consta que son los municipios los responsables de prestar los servicios de agua potable y alcantarillado
Ha recibido numerosos reconocimientos que se le han dado a SAPAL, estar entre las ciudades campeonas del agua del mundo y ser por años consecutivos el organismo operador con mejor desempeño del País. Tiene un enorme desafío en una cuenca con enorme escasez y que enfrenta sequías más frecuentes.
En el libro “León Verde” publicado por la Presidencia Municipal de León hace 10 años y en este periódico, he descrito la problemática ambiental de la ciudad y sus soluciones. Allí expongo dos hipótesis que pueden detener el crecimiento de León: la falta de agua y la falta de innovación: La ciudad acaba paulatinamente con sus reservas subterráneas de agua y aumenta la velocidad de pérdida de sus cuencas hidrológicas también. El panorama no es sencillo, pues una ciudad sin agua se devalúa.
Afirmo que León puede ser “La Meca del Agua”, es decir, un centro que genere conocimientos aplicados, innovación y empresas que dominen la tecnología del agua y a donde acudan quienes quieren comprar esos conocimientos. Puede ser una ciudad que haga con su sed una empresa, negocios, con el dominio de la tecnología de captación de lluvia y el reciclamiento de aguas domésticas e industriales. Solo que se requiere para esto una enorme visión de negocios y participación social, pues el ecosistema leonés no aporta ya más agua si no es reciclada aumentando su capacidad de reciclamiento.
En Israel la solución exitosa partió de la necesidad, de la sed, y creó un imperio de negocios basado en el conocimiento. Un gran científico, el Dr. Weizmann, -después Primer Presidente del Estado de Israel- tuvo la visión del futuro más exitosa con la escasez del agua. Ellos desarrollaron un imperio de ideas para hacer del desierto un oasis, tienen hoy un vergel y dominan el 65 % de las patentes sobre agua, en tanto que los egipcios al mismo tiempo, basaron su apuesta a construir la presa de Asuán, hoy dependen de su agua, no valoran el ahorro del agua y dependen de las patentes de otros para reciclarla.
Pero hacer industrias alrededor de una necesidad requiere innovadores, los mejores cerebros y capital inicial. El año próximo habrá campañas políticas y el tema del agua será inevitable, habrá propuestas, ideas, promesas, pero la solución está en la sociedad, en que las tecnologías del futuro se apliquen en vivienda ecológica de bajo consumo de agua, tratamiento de agua con polímeros solubles, diseño de plantas de tratamiento modulares, uso de humedales con arbustivas, pozos de absorción, etc.. El sueño, el reto, es dejar de conectar las nuevas casas a la red de SAPAL para hacerlas autosuficientes.
SAPAL ha hecho su parte. Tenemos consumos per cápita que son bajos; cuotas que reflejan en parte los costos. Se ha iniciado un mercado de agua tratada y muchos de los egresados de UTL en las áreas de química ambiental, colaboran con SAPAL. Falta ciudadanizar su Consejo para que ingrese un ciudadano o un académico por primera vez. Que se abra el paradigma de financiar a ahorradores y continuar así, esta ruta de trabajo y éxito que por 40 años ha tenido SAPAL para darnos agua a los leoneses.