Semana complicada. En la capital del estado asesinan al jefe operativo de la Policía, echando a rodar por los suelos la narrativa del locuaz alcalde, de que su municipio es el más seguro de todo Guanajuato. Navarro notifica que “recibe el mensaje” … que cada quién interprete. En tanto, todos nos sentimos vulnerables.
Mientras, en el entorno político, somos sorprendidos por una serie de comentarios en radio y medios impresos, de duras y directas críticas entre las dos destacadas precandidatas de Acción Nacional a la gubernatura: Libia García y Alejandra Gutiérrez.
A diez meses de la definición de candidaturas, la guerra se desata. Ya lo habíamos advertido desde este espacio: el PAN-Gto no posee las capacidades para conducir una elección interna. Sus dirigentes son orgánicos, responden a un hilo conductor manipulado desde Palacio de Gobierno, a voluntad del grupúsculo que interpreta y decide, a contentillo, las acciones del Ejecutivo.
La madeja de intereses políticos, personales y de negocios gestados desde esa posición impide que la racionalidad se convierta en guía de las decisiones. Demasiados acuerdos en lo oscurito, ajenos al PAN y al propio gobierno, se tramitan desde esa ubicación. No se tejen alianzas sino complicidades.
Así las cosas, la inequidad del proceso queda asegurada. La precandidata que teja más complicidades con el corrillo gubernamental será la que pueda ser respaldada por la burocracia azul. Así se convertirá en automático en candidata oficial, obligando a otras contendientes a ubicarse como “outsiders” o externas. ¿Es que estos personajes solo saben jugar a la política con los dados cargados? Luego la cargada panista cumplirá órdenes, mientras que la militancia insurgente y una parte de la sociedad combatirán la imposición. La fractura interna surgirá y se irá profundizando, y la fisura que se cause posibilitará el triunfo de otra opción política. Se harán un doloroso harakiri.
Esta descomposición se da por la carencia de educación democrática de los miembros del PAN y del oprobioso oportunismo de su dirigencia actual. Demasiados años inmersos en el dedazo autoritario los ha corrompido. Hoy pudieran ser buenos militantes del PRI de los años noventa del siglo pasado, y la candidata oficial, sería heredera de Ramón Aguirre. ¡No se sorprendan, es cierto!
El poder se les comienza a ir como agua entre los dedos. El temor se advierte en la mirada del gobernador. Perder Guanajuato era impensable para ellos. Ahora se puede convertir en una profecía autocumplida, por la torpeza que denotan a cada paso que dan. Sin embargo no hay cambios, todo parece seguir la misma ruta hacia el abismo, quizás piensan ganar la elección en el campo y las zonas marginadas, desde la Sedeshu y mediante operadores electorales, a billetazos, como lo hizo su cómplice Alejandro Navarro en el municipio de Guanajuato en 2021, solo que ahora encontrarán la operación de los programas sociales federales en esos territorios.
¿Por qué entramparse de esa manera? En una elección se puede ganar o perder, así es la democracia. Pero lo que resulta nítido es que se debe de proceder bajo patrones de seriedad y honestidad, que garanticen que la competencia por una candidatura esté bien arbitrada, que se castiguen los faules y se expulse a los jugadores rudos y desleales.
Eso solo lo puede hacer un PAN estatal conducido por personajes que posean calidad moral y señorío para generar confianza. Y muy importante, que no estén sometidos a las órdenes del gobernante en turno.
Este es el asunto más urgente de atender. Luego vendrá la apuesta por el voto libre de los militantes, la apertura hacia la sociedad civil para obtener su visto bueno por haber implementado un proceso limpio y justo, así como el diálogo con otros partidos que deseen participar en una alianza amplia y pujante. Buena fama, inteligencia, experiencia y capacidad en la conducción, ese debe de ser el perfil de los nuevos directivos, que tengan como objetivo la unidad, que solo se consigue en torno a la limpieza de la próxima elección interna.
En tanto, el gobernador debe de declarar su imparcialidad y evitar entrometerse en el proceso, frenando las manipulaciones de sus temerarios y ambiciosos subalternos. Si no, va a arrojar todo al caño y será el responsable de entregar Guanajuato a sus adversarios. Nadie quisiera ser él, al que el poder se le va como agua entre los dedos. Ya hay tiro, el presidente pendenciero olió la sangre.
Como agua entre los dedos
A diez meses de la definición de candidaturas, la guerra se desata. Ya lo habíamos advertido desde este espacio: el PAN-Gto no posee las capacidades para conducir una elección interna. Sus dirigentes son orgánicos, responden a un hilo conductor manipulado desde Palacio de Gobierno