En esta sección editorial de casi 25 años, ustedes tienen evidencia de mi defensa de las banderas que ha enarbolado AMLO: el necesario reparto de la riqueza, acabar con los privilegios de los partidos políticos, desmilitarizar el País, la perversidad de la alianza de empresarios con gobierno, gobernar para todos, nepotismo, impunidad, la entrega del presupuesto a los cuates y el más importante, su diagnóstico de que la inseguridad es el fruto de las enormes diferencias entre ricos y pobres. Me arrepiento: acabó haciendo lo mismo que el PRI para lograr perpetuarse en el poder.
AMLO, el gran mentiroso, sigue en campaña, es lo suyo. Regalar apoyos sociales para sentirse pleno en plazas que lo vitorean: prometer crecer el PIB al 4% cuando nos llevó a la recesión; acabaría con la corrupción y hoy es el mayor procurador de compras por adjudicación directa; callaría a Trump para convertirse en su constructor de cárceles quemando a 39 migrantes; prometió gobernar para todos y nos dividió; vería al futuro y solo volteó al pasado. Dijo que acabaría con la delincuencia y les dio abrazos. AMLO cometió enormes errores (esas son las desventajas de que un movimiento sea caudillista), y la figura del líder se convierte en la del Mesías. La 4T planteó un cambio de régimen que comenzó a atender reclamos pendientes por décadas como elevar al rango constitucional las ayudas sociales, priorizar a las mayorías en el presupuesto y atacar desde la raíz las causas de la inseguridad, pero el carácter de AMLO le fue ganando; no bastó con la voluntad; él se imaginó que el País cambiaría con solo imaginarlo. Se tiene que generar primero la riqueza y después repartirla. No al revés.
El discurso de culpar a otros, de no reconocer los datos oficiales, y de arremeter siempre contra el periodismo, le ha mostrado su carácter de intolerante. Particularmente parte de las clases medias, profesionistas y universitarios, que le han abandonado paulatinamente al darse cuenta de sus torpezas. Sus niveles de aprobación han caído hasta rangos alrededor del 55%. Considero que su soberbia y el enorme apoyo popular le incrementaron la burla, la ironía y el egocentrismo, evitando ver errores e ignorar movimientos sociales que –insistía- eran provocados por sus adversarios
Guanajuato no se comporta electoralmente como el resto del País. El norte de México es emprendedor y amigo de la economía de mercado en tanto que el sur, prefiere la protección gubernamental y la comodidad de los subsidios. Sin irnos a las causas, pero la realidad ha dibujado en el Bajío un corredor cultural: Jalisco, Querétaro, Aguascalientes, San Luis Potosí y Guanajuato, tenemos tasas de crecimiento económico mayores que el País, todos creadores de una cultura de trabajo y de productividad. Aquí, las preferencias electorales muestran ya un desgaste para AMLO al término de su mandato. La violencia y la recesión económica se reflejan claramente contra el Presidente.
He medido con sondeos los niveles de aprobación con la pregunta: “Usted aprueba o desaprueba la gestión del Presidente AMLO?”, en una muestra de 350 leoneses. En 2018 la aprobación era del 72%, bajó en el 2019 a 60%, en el 2020 bajó a 58%, en el 2021 a 55%, el año pasado en 48% para estar ahora en 43%. Recordemos: León, tiene 4 distritos electorales más panistas del País, que no se comporta como el resto de México. En el sondeo, los 3 factores que siguen gustando a los leoneses, de la gestión del Presidente, son: “combate a la corrupción”, “becas a los jóvenes” y “apoyos sociales a los adultos mayores”. Los 3 factores que menos gustan, fueron: “la inseguridad”, “la recesión económica” y “la tolerancia a los delincuentes”. En las respuestas se mantiene intacta la empatía con el Presidente por su “estilo sencillo”, “su cercanía con la gente” y “su lenguaje sencillo”.
Pero nadie es eterno. AMLO este año tiene todavía aceptación a nivel nacional con tendencia a la baja, al igual que otros Presidentes en el pasado. Ni regalando dinero a los más pobres, ni echando la culpa al pasado y a sus adversarios, ni apelando a “otros datos”, el Presidente ha podido ocultar la realidad de un País que no pudo conducir hacia la concordia y la prosperidad. Se irá pronto y pasará a la historia como el luchador social que no supo gobernar para todos.
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