Mucha gente en América Latina está celebrando que la lista de la revista Time de las 100 personas más influyentes del mundo incluya a siete latinoamericanos. Pero a mí esa lista me parece deprimente: perpetúa la visión de que la región solo puede producir buenos futbolistas, artistas y presidentes de izquierda.

En cambio, la lista de la revista no incluye ni un solo innovador tecnológico, líder empresarial, científico, médico o académico latinoamericano. Es como si América Latina fuera solamente una cuna de deportistas, artistas y dirigentes sociales.

Los siete latinoamericanos que figuran en la nueva lista de Time, publicada el 13 de abril, son el presidente de Brasil Luis Inácio Lula da Silva, el presidente de Colombia Gustavo Petro, la actriz mexicana Salma Hayek, el actor chileno Pedro Pascal, la actriz dominicana-estadounidense Zoe Saldaña, el campeón de fútbol argentino Lionel Messi y la activista social mexicana María Herrera Magdaleno.

No tengo ningún problema con que Messi figure en esa lista. Al contrario: es mucho más conocido internacionalmente que la mayoría de quienes figuran en el listado.

Yo acabo de regresar de unas vacaciones en India y Bután, y me encontré con hinchas de Messi en los lugares más remotos del Himalaya. Cuando me resultaba difícil entablar una conversación con los lugareños, les decía las palabras mágicas: “Yo nací en Argentina, la tierra de Messi!”. Y, santo remedio, todos se entusiasmaban y coreaban: “¡Messi!”, “¡Messi!”.

Pero la selección de la revista de varios de los otros latinoamericanos en la lista es un tanto cuestionable.

¿Ustedes creen realmente que Lula es una de las personas más influyentes del mundo? Tan solo en los últimos días, Lula pidió que Ucrania acepte la ocupación rusa de Crimea y propuso que Brasil y China creen una moneda para reemplazar al dólar. No conozco muchos expertos que tomen muy en serio sus propuestas.

Y Petro, ¿es realmente una figura mundial? Lo dudo seriamente. Su plan inicial de suspender nuevos proyectos petroleros le valió los aplausos de los ambientalistas, pero fuera de eso no le está yendo bien ni en su propio país. Su nivel de aprobación en Colombia cayó del 56 por ciento cuando asumió el año pasado al 40 por ciento hoy, según una encuesta de Invamer.

En cuanto a los demás latinoamericanos, mis aplausos para ellos. Pero Time debería haber incluido al menos un innovador tecnológico o social latinoamericano de los muchos que están triunfando internacionalmente.

Aunque América Latina todavía representa una parte ínfima de la economía mundial del conocimiento, fue la región de mayor crecimiento en inversiones de capital de riesgo de empresas tecnológicas en 2021, según el portal de datos tecnológicos Crunchbase.

La lista de la revista Time debería haber incluido a innovadores como el guatemalteco Luis Von Ahn. Es el fundador de CAPTCHA, las cajitas con letras y letras distorsionadas que usamos para evitar que los robots entren en las páginas de internet, y de Duolingo, probablemente la plataforma de aprendizaje de idiomas más grande del mundo, con más de 500 millones de usuarios que estudian más de 100 idiomas.

La lista también podría haber incluido al chileno Eduardo della Maggiora, cuya plataforma Betterfly.com premia a las personas por hacer ejercicio y meditar, con el dinero que le pagan más de 3,000 empresas. Betterfly fue valorada en más de $1,000 millones el año pasado.

O podría haber incluido al innovador social argentino Ady Beitler, cuya empresa de distribución de alimentos Nilus compra frutas y verduras que los agricultores desechan porque no cumplen con requisitos estéticos requeridos por los supermercados, pero que son perfectamente comestibles. Nilus las recoge, y las vende a precios más baratos en los barrios pobres.

Hay al menos una docena de otros innovadores sociales latinoamericanos que podrían estar en la lista de Time.

Lamentablemente, América Latina tiene parte de culpa por su estereotipo como una región irrelevante en la economía global del conocimiento. La región genera solo el 1.6 por ciento de todas las patentes internacionales, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.

En suma, la lista de Time refleja tanto un viejo estereotipo como una triste realidad. Pero en lugar de celebrarla, los latinoamericanos deberían verla como un motivo de preocupación y una motivación para mejorar sus estándares de educación, ciencia y tecnología.

@oppenheimera

 

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