¡Qué gusto me dio leer la resolución de la SCJN al declarar inconstitucional el paso de la Guardia Nacional a la Sedena! ¡Bien por nuestra democracia! ¡Bien por la división de poderes! ¡Una muy buena noticia entre tantos exabruptos!
Lo que me parece increíble es que el presidente López y sus seguidores de Morena (los gobernadores de este partido hasta sacaron otro desplegado más) estén atacando ahora a la Corte, ¡por hacer su labor!
Y mis estimados lectores se preguntarán, ¿cuál es su tarea? Según su página web: “Tiene entre sus responsabilidades defender el orden establecido por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; mantener el equilibrio entre los distintos poderes y ámbitos de gobierno, a través de las resoluciones judiciales que emite; además de solucionar, de manera definitiva, asuntos que son de gran importancia para la sociedad. En esa virtud, y toda vez que imparte justicia en el más alto nivel, es decir, el constitucional, no existe en nuestro país autoridad que se encuentre por encima de ella o recurso legal que pueda ejercerse en contra de sus resoluciones”.
En pocas palabras, la función de la SCJN es defender la Constitución y la división de poderes, y fue lo que hizo.
Y, en específico, el artículo 21, que redactaron en el 2019 (o sea, no en los “tiempos neoliberales y corruptos”) los senadores, la secretaria de Gobernación en turno, Olga Sánchez Cordero; la Secretaría de Seguridad Ciudadana y la Consejería Jurídica de la Presidencia, dirigidas en aquel momento por Alfonso Durazo y Julio Scherer Ibarra; y que fue aprobado por el mismísimo López.
Pero tal parece que o no lo leyó o no lo entendió, porque puso el grito en el cielo con la resolución. Literalmente, en su mañanera, dijo: “Ocho ministros de la Suprema Corte, con excepción de tres (ya sabemos quiénes son sus aliados), actuaron de manera facciosa, y no con criterio jurídico, sino político, defendiendo las antiguas prácticas del régimen autoritario y corrupto”. Faccioso quiere decir: “que es miembro de un bando o facción; que es rebelde y se levanta en armas contra el poder o la autoridad; que perturba el orden público, agitador”.
Triste y enojosamente, creo que más bien dicho término se le podría poner al Presidente… porque la Corte es una autoridad y el que está perturbando el orden al manifestarse de esa forma es él mismo. Ellos solo están actuando en relación al orden jurídico, es decir, ajustándose a la Ley, al Derecho.
Lo que me parece peor es que vuelve a generar animadversión contra uno de nuestros tres importantes poderes, y separaciones entre nosotros, los mexicanos. ¡Qué desesperación ver tantos ataques y majaderías en las redes sociales en contra de la Suprema Corte! ¡Qué manipulaciones de la información diciendo que “ni el teléfono les contesten”! ¿Es eso lo que un buen líder debe hacer? ¿Desunir, poner en contra, saltarse la ley? No, seguramente, no.
Por eso, desde esta columna, aplaudo abiertamente y con orgullo a la ministra Norma Piña y a nuestros siete orgullosos y patriotas ministros que han optado, a pesar de todo, por defender nuestra patria, la división de poderes y la democracia. ¡Bien por la SCJN!
LALC