ADEMÁS del congelamiento de los nombramientos en el INAI que ha dejado fuera de operación a ese organismo, en los últimos días hemos pasado de la transparencia proactiva a la opacidad retroactiva.

PRIMERO, la SEP le pidió al INEGI dejar de publicar información sobre las evaluaciones de estudiantes y profesores, las nóminas magisteriales e incluso sobre la infraestructura educativa.

Y AHORA el Banco del Bienestar reservó por cinco años el monto de los robos a sus sucursales, que no son pocos, pues ya acumulan casi 200 casos desde su creación en 2019.

NI DUDA cabe de que el ocultamiento de información que debiera de ser pública se han convertido en una de las principales características del actual gobierno.

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A QUIENES conocen bien al director de la Facultad de Derecho, Raúl Contreras Bustamante, no les extraña que en el caso del plagio de la tesis de Yasmín Esquivel el abogado se haya puesto del lado de su amiga la ministra en vez de apoyar a la UNAM.

NO SE les olvida que, en 2015, Contreras fue el representante oficial en la CDMX del entonces gobernador de Veracruz, y hoy preso por peculado, Javier Duarte, un detallito que “convenientemente” no aparece en el currículum oficial del académico. Finísimas amistades, pues.

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¿SE ACUERDAN cuando los narcotraficantes colombianos eran los objetivos prioritarios de la DEA?

PUES la lista actualizada de los criminales más buscados por esa agencia de EU deja claro que esos tiempos ya pasaron y que ahora los cárteles de México son los que más les preocupan.

OCURRE que 7 de los 10 primeros lugares de ese listado están ocupados por mexicanos, incluidos dos hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, Nemesio “El Mencho” Oseguera e Ismael “El Mayo” Zambada.

Y A PESAR de todo, Andrés Manuel López Obrador dice que no necesitamos ayuda contra el narco, pues los mexicanos podemos solos. Ajá.

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POR MÁS que en Palacio Nacional digan que el desabasto de medicamentos no es tan grave, la terca realidad se empeña en contradecirlos.

EJEMPLOS hay muchos, pero hay uno que podría abrirle los ojos al director del IMSS, Zoé Robledo, sobre el tamaño del problema.

COSA de darse una vuelta por la Cínica… ejem, ejem… por la Clínica 31 ubicada en Iztapalapa, aunque hay que madrugar, pues la larguísima fila para surtir recetas se forma desde las 4:00 horas a pesar de que la atención inicia a las 8:00 horas.

Y TODO para salir con las manos vacías o a medias, pues muchos medicamentos no están disponibles, o se acaban temprano, lo que obliga a los pacientes a regresar a sus casas con la recomendación de volver otro día… pero pronto, pues las recetas tienen vigencia de 72 horas.
 

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