Afirmo que la percepción es realidad y que la medición de la percepción por medio de encuestas, son un medio confiable para conocer lo que nos rodea. Si bien es cierto que las encuestas tienen diversas metodologías, los resultados que nos arrojan, se acercan a esa realidad. En México, es el INEGI (el Instituto Nacional de Estadística y Geografía) quien realiza numerosos ejercicios para que el gobierno, empresas y sociedad, nos informemos y tomemos decisiones.
Considero que la Encuentra Nacional ENSU, es un buen elemento para saber si los gobiernos en sus tres niveles hacen bien las cosas. Veamos los resultados: en marzo, el 62.1 % de la población mexicana de 18 años y más, residente en 75 ciudades de interés, consideró que es inseguro vivir en su ciudad. Esto es, la percepción de inseguridad de los mexicanos bajó en el primer trimestre de 2023 a pesar del repunte de los homicidios (el sexenio de AMLO irremediablemente será recordado como el de mayor número de homicidios en la historia del País). Este resultado, representa un cambio estadísticamente significativo con relación a los porcentajes registrados en diciembre de 2022 y marzo de 2022 (64.2% y 66.2%, respectivamente).
Parece paradójico, pero el INEGI presenta buenas noticias. Más muertos, pero nos sentimos más seguros. Su estadística exhibió una creciente brecha de género, con el 68.1% de mujeres que reportaron inseguridad frente al 54.8% de los hombres. En el 2022, el 71.1% de ellas percibía inseguridad en comparación con 60.4% de ellos. Esta mejora en la percepción de seguridad ocurre pese a que el número de homicidios dolosos en México creció un 2.14% interanual en el primer trimestre de 2023 de acuerdo a datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) federal. En cuanto a espacios físicos específicos, 72.9% de la población dijo sentirse insegura en los cajeros automáticos de la vía pública, el 65.2% en el transporte público, el 55.9% en el banco, y el 54.4% en las calles que habitualmente usa. La población que dijo haber atestiguado conductas delictivas en los alrededores de su vivienda se relacionó con consumo de alcohol en las calles (59.3%), robos o asaltos (50.4%), vandalismo (41.1%), venta o consumo de drogas (37.8%) y disparos frecuentes con armas (37.2%). En la encuesta, los ciudadanos denunciaron bandas violentas o pandillerismo (24.1%), tomas irregulares de luz (14.6%) y robo o venta ilegal de gasolina o diésel (3.3%).
En cuanto a nuestra región, León, Guanajuato capital e Irapuato salieron de la lista de los 10 municipios con mayor percepción de inseguridad del País; bajaron su percepción de inseguridad colocándose en los lugares 12, 13 y 14 de acuerdo con la ENSU. Celaya y Salamanca todavía tienen desafíos para mejorar en esta percepción, pues el corredor industrial y los municipios de su alrededor tienen todavía niveles alto de criminalidad y altos de percepción de inseguridad. En León, hemos publicado en este espacio por años, encuestas sobre los espacios que se consideran inseguros en la ciudad y encontramos que los leoneses se sienten inseguros en los horarios nocturnos y en la medida en que se acercan a las periferias. De la misma manera, la percepción de inseguridad es mayor en las mujeres que en los hombres y son los espacios públicos de encuentro (calles, escuelas, templos, parques) donde se sienten más seguros.
La disminución de la percepción de la inseguridad puede ser resultado de mejora en la situación económica, trabajo local de prevención del delito, el resultado del trabajo coordinado entre los tres niveles de gobierno, y el esfuerzo de las organizaciones sociales y familias para crear alternativas de vida para los jóvenes. Lo que sabemos, es que en la medida en que se crea riqueza y se distribuye, como resultado de la creación de oportunidades de educación y empleo, se mejora la seguridad. Claramente es con trabajo de todos los niveles de gobierno y de toda la sociedad, como podemos mejorar la seguridad. Sociedades más prósperas y unidas, son las que, en la historia de la humanidad, mejorar no solo la percepción, sino la realidad de la seguridad.
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