Como lo he afirmado desde hace 25 años en este espacio, el gran problema estructural de nuestra querida ciudad, es el agua. En los 3 libros publicados por la Presidencia Municipal sobre el futuro de la ciudad, describo el comportamiento sistémico de la cuenca hidrológica y cómo afectará a la baja, el valor inmobiliario de León, la disponibilidad de agua.
A veces para predecir la gran sequía, otras para proponer que Sapal sea un banco para financiar a ahorradores, otras sobre la importancia de formar a especialistas en química del agua como los que formamos en la UTL, todo, para terminar, viendo la misma historia: nos acabamos el agua poco a poco, aunque las lluvias de junio nos lo hagan olvidar.
Mientras no haya especialistas en los Consejos y espacios donde se toman decisiones, como Sapal, a donde nunca ha entrado un académico o un ciudadano común y corriente; mientras no cambiemos el paradigma de insistir en la solución con presas como El Zapotillo como muchos lo denunciamos hace 30 años; mientras no haya espacios ciudadanos para involucrarnos al pueblo en las decisiones de política pública, se seguirán haciendo planes y estrategias y la velocidad de agotamiento de las reservas, será más crítico. La optimización del consumo per cápita que tenemos en León es muy bueno, gracias a Sapal, pero tiene ya límites.
Si la experiencia de Monterrey no nos sacudió como sociedad a los leoneses, para sentir que eso va a ocurrir en León, ya nada nos hará reaccionar. El abatimiento del nivel freático y el diferencial de extracción es del orden del 7 % anual y nos hace dimensionar el tamaño del desafío. Podrá haber coloquios, foros, libros, estudios, mesas de promoción sobre el quehacer del gobierno, pero al igual que en asuntos de medio ambiente, todo funciona solamente cuando hay estímulos o multas. Solo así funciona. La elasticidad al precio, esto es, la reducción del consumo ante incrementos de precio, ha sido una estrategia adecuada en León para optimizar el uso, pero no es ya suficiente. Meternos al mercado de agua tratada como lo hace ya Sapal, era indispensable para reducir la explotación. Formar 400 egresados de UTL donde 150 son expertos en agua, tampoco ha sido suficiente.
Este jueves fui invitado por el OCL-Observatorio Ciudadano de León-, para un panel ciudadano en el Poliforum a las 9 am, sobre el tamaño del problema. Coincidiremos seguramente en que es un problema grave y en que debemos probar nuevas fórmulas. Pero la cuestión estructural no va a ser resuelta por el gobierno. Lamentablemente, la solución no vendrá del gobierno. Desde hace 30 años estamos igual y perdimos esas décadas esperando la quimera de la Presa El Zapotillo. Es desde la ciudadanía, desde nuestros ámbitos cotidianos donde tendremos la respuesta. Es crítico el problema como para dejar la respuesta a los políticos.
Pudimos hacer de León “La Meca” del agua y perdimos la oportunidad. Miles de millones de pesos que hemos tirado a la basura para la presa, pensando como los egipcios en Asuán, cuando la solución estaba en la tecnología del agua, como los israelitas. Cuando conocí el Instituto de Ciencias Weizmann de Israel, comprendí mejor todo. Es invirtiendo en tecnificación como se puede entrar al mundo del agua y su futuro. Nos equivocamos y llegamos tarde a la cultura del ahorro y uso eficiente. Aquí no tuvimos leyes de construcción sustentable; no tenemos los estímulos financieros para ahorradores; desaprovechamos la oportunidad de recuperar los últimos veneros del norte y del poniente; la reforestación tiene tasa de mortalidad altísima; nuestra cultura de respeto al agua es mínima y el futuro nos alcanzó.
El calentamiento global y la sequía nos recuerda lo que dejamos de hacer. Serán estos más frecuentes y nuestras respuestas menores. Yo me cansé de buscar espacios para los ciudadanos que no somos parte del poder y fue imposible. Alcancé, sí, en las instituciones donde participé a formar, a investigar, a construir, a reforestar, para convencer a muchos de que la solución siempre estará en la parte alta de la cuenca para completar el ciclo mágico del agua. Con este calor tremendo, esperando las lluvias, les recuerdo que el agua de León, se acaba.