“Ser presidente no cambia quién eres; revela quién eres… Si se llevan una sola cosa de mi mensaje, que sea esta: si creen que no puede ponerse peor la cosa, créanme, sí se puede”.

Sabias palabras de una gran mujer. Sabias palabras de Michelle Obama de su discurso en la convención demócrata de agosto de 2020.

Sabias palabras que tristemente hemos comprobado en México.

La presidencia (con minúsculas) de Andrés Manuel ha revelado perfectamente quién es: un narcisista dogmático autoritario con ideas terribles. Ha revelado que su ansia de poder lo ciega de cualquier posibilidad de mejora.

Su sexenio ha sido muy malo desde la óptica de los resultados tangibles que se requieren para que México se transforme para bien.

Magro crecimiento, más pobres, educación abandonada, inseguridad rampante, sistema de salud destruido, obras faraónicas con sobrecosto y retraso, destrucción y ataque a instituciones independientes, etc.

Mejor ahí le paro, porque llenamos un libro.

La esperanza es que ya falta poco, apenas 17 meses.

Pero parafraseando a Michelle: si creen que la cosa no se puede poner peor, créanmelo, sí se puede.

El fin de sexenio pudiera ser muy malo, terrible, caótico.

Te explico.

Primero que nada, dos factores sicológicos podrían anticipar caos:

a) La visión grandiosa que Andrés Manuel tiene de sí mismo. Lo suyo no es la humildad. A fin de cuentas es “el cuarto transformador de México”. Es un tres-en-uno: Juárez, Madero y el Tata Cárdenas.

b) Su incapacidad de cambio, de introspección. El éxito y el poder no son buenos precursores del cambio. Muy por el contrario, te hacen rígido y arrogante. Lo que te hace cambiar son los tropiezos, es pegarte un madrazo contra la pared. AMLO no se ha pegado contra la pared en el sexenio… hoy es más inflexible que nunca.

¿Qué predecirían estos factores? Por un lado, un sentido de urgencia por hacer realidad esa visión personal grandiosa y exagerada porque “se me acaba el tiempo para trascender”.

Y, por el otro, hacer esto realidad con las mismas herramientas que te llevaron al “éxito”.

De esto no tengo la menor duda: viene mayor radicalización, más destrucción, más ataques y más polarización… en el mejor de los casos.

Porque aunque no lo creas, ése es el escenario optimista.

El pesimista involucra posibles “angustias existenciales” de Andrés Manuel, tal como las que en su momento llevaron a López Portillo a nacionalizar la Banca y quitarle la autonomía a Banxico. Para entender este paralelismo relee “¡No nos volverán a saquear!”.

Todavía no sabemos cuáles podrían ser esas “angustias”.

Lo que sí sabemos es que se derivarían de una disonancia cognitiva, del choque de ese sentido exagerado personal de YSQ con algo que no le salga bien (o que crea no le salió bien) en el tiempo que le queda.

Si esto sucede, ¡que Dios nos agarre confesados!

Como dicen en inglés, ahí sí “all bets are off”. Un narcisista maligno nunca reacciona bien ante el fracaso. Y menos uno poderoso como AMLO.

En este coctel venenoso coincido con Francisco Martín Moreno: mucho cuidado con la Suprema Corte de Justicia. Nos acaba de confirmar (¡gracias a Dios!) que es el último dique al autoritarismo legislativo de la 4T, que parece desesperada en sus esfuerzos de brincarse las trancas legales.

A fin de cuentas, “¡no me vengan con que la ley es la ley!”…

Finalmente, si por un milagro Morena pierde la Presidencia, Andrés Manuel no lo aceptará. Quemará al país antes de convertirse en un “perdedor”. Relee aquí “¡Nos robaron la elección!”.

Si esto sucede, será vital el rol de las Fuerzas Armadas, esas que ha consentido López Obrador. Su institucionalidad sería clave para mantener la estabilidad y evitar el precipicio.

OJO, todo lo escrito es pura especulación. Por supuesto que no todo lo que describo se cumplirá a pie de juntillas.

Curiosamente, lo mejor que pudiera pasar para evitar este escenario es que las cosas le salgan “relativamente bien” a YSQ.

Lo que sí me queda claro es que el siguiente año y medio podría no ser fácil. Nuestras instituciones y nuestra democracia estarán a prueba.

Y la única defensa seremos los ciudadanos.

En pocas palabras…

“Optimismo es ser miserable e insistir que todo va bien”. Voltaire. 

@jorgemelendez

 

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