Las elecciones del Estado de México tienen numerosas “lecciones aprendidas” para los partidos políticos y para la ciudadanía. Las clases medias hemos optado por las alternancias y a exigir a buenos gobernantes; sin embargo, a menor escolaridad y mayor marginación, los votantes que reciben apoyos sociales son propensos a cambiar sus votos y si éstos, son entregados por candidatos que “conecten” con el pueblo, las elecciones son definidas ya con la inversión enorme de recursos financieros, algunos incluso, violando la ley con campañas anticipadas.

Por eso, estamos ya en tiempos diferentes al pasado. Difícil rastrear cómo Morena puede llevar meses pintando bardas y colocando espectaculares. Imposible detectar por parte de la autoridad electoral, los flujos de “cash” y menos sin tener acceso vía transparencia a las obras públicas, seguir la pista del dinero proveniente del narcotráfico y de los 23 gobiernos estatales ya en poder del partido oficial. La realidad es que teniendo a un Presidente que conecta con el pueblo y con esos potentes aliados como el ejército y los carteles, es imposible hacerles competencia.

No es necesario hacer modelos matemáticos para construir probabilidades a partir de las estadísticas de los últimos 6 años. Morena volverá a ganar la Presidencia de la República el año próximo y sus 4 “corcholatas” tienen ya tramo adelantado que hace imposible que cualquier candidato pudiera alcanzarles. El Presidente AMLO eligió, ya en la práctica, a la próxima Presidenta de México y las reglas para los otros 3 candidatos que serán perdedores en la contienda interna de ese partido. No se llamará “dedazo”, sino solamente “reglas de la elección”. Maravilla de diseño que hizo AMLO y su yo político.

Morena ya es la reencarnación del moribundo PRI y nos gobernará al menos hasta el año 2030. Este partido, nieto del partido surgido de la revolución mexicana, mutó en los años ochenta para dejar atrás sus principios liberales de centro izquierda y hacerse un partido de centro y paulatinamente, ya en el inicio de los años noventa, pragmáticamente, hacerse de centro derecha. Perdió en el año 2000 la Presidencia, precisamente por haber olvidado el enfoque hacia las mayorías que le dio origen haciéndose institución. Parecía que revivía en el 2012 cuando regresó a la Presidencia en ese intento lleno de desencanto con 12 años de panismo, donde la ciudadanía le dio una nueva oportunidad que dilapidó en el sexenio de Peña Nieto para provocar el hartazgo popular que terminó en votos de castigo para encumbrar, por fin, a AMLO.

México, el País con una enorme tradición liberal hija de las enormes injusticias sociales que se dieron desde la conquista, ha buscado un modelo social para que las desigualdades no sean tan abismales y ese anhelo, alimentado por las promesas que AMLO predicó por décadas, son las que le sostienen, aunque la realidad y sus números demuestren lo contrario. Digo que Morena es en realidad el PRI, no solo porque la mitad de sus dirigentes son tránsfugas tricolores, sino porque el gen del corporativismo se puede identificar en su estructura partidista y en sus gobiernos. Y era lógico como muchos ya lo registrábamos, desde la salida de AMLO del PRD y la fuga de miles de partidarios para crear un nuevo partido. Y de la misma manera, entender el gen priista que haría que también miles de ellos escaparan, como Bartlett, al naufragio para vivir hoy del poder en Morena haciendo de lado incluso, a los cuadros de la izquierda histórica que le dieron origen.

La oposición, aturdida desde el 2018 por la aplanadora morenista, calculó que con una alianza podría enfrentar al partido oficial. Equivocados: el PRI se transformó esta semana en un cadáver junto con el PRD. Y el PAN mira cómo Markito solo gesticula ataques al gobierno sin construir una narrativa que atraiga a las clases medias nacionales que migran paulatinamente a Movimiento Ciudadano como en Jalisco y Nuevo León, el partido que calcula seguir creciendo basado en su estrategia de competir solo, sin alianzas. El PAN, así, es un partido que sigue viendo caer sus niveles de aceptación en casi todo el País. Su estrategia actual de separarse de la sociedad y aliarse con el PRI le hace, que hoy, solo administre sus derrotas.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *