También fuimos de la mano subiendo por aquel camino en espiral que llegaba hasta la cima del cerrito de Chapultepec, hasta el Alcázar, donde se encuentra parte del Museo de Historia; ahí el carruaje de Maximiliano y Carlota, el piso de dominó y allí contemplar el atardecer con el paisaje arbolado viendo hacia los edificios de Paseo de la Reforma; unos besos y unos abrazos estrechos y luego bajar la cuesta hasta la entrada y regresarnos por Revolución. Otro día, ingresar al Museo de Arte Moderno por la entrada de Paseo de la Reforma; la exposición permanente de obras de Frida Kahlo y Diego Rivera que pululan en mi memoria. Exposiciones temporales donde conocimos parte de la entonces novedosa obra y estilo del catalán Joan Miró, entre otros. 

Otras tardes fueron de cine y en esos nueve meses que duró nuestra relación amorosa, fuimos a varias salas; recuerdo que el que más frecuentamos fue el cine Lido, por la Hipódromo-Condesa, que luego le cambiaron al nombre de cine Bella Época; conocimos el cine Insurgentes en la glorieta del Metro donde duró mucho tiempo en cartelera “Butch Cassidy”, con Paul Newman y el incipiente galán Robert Redford. El cine Hipódromo en Tacubaya; el cine Estadio; el cine Observatorio; ocasionalmente fuimos a la Sala Buñuel en la calle Niza, en la Zona Rosa, tan es así que hasta recuerdo dos películas ahí: “8 y ½”, de Federico Fellini y una, prohibidaza, “Teorema” de Pier Paolo Pasolini; al cine París en Reforma y si me alcanzaba nos tomábamos un café en “La Place Vendóme”, a la entrada antes del pasillo para el cine.

Y hablando de la Zona Rosa, cómo olvidarla, andando de aquí para allá en los cafés y algún restaurante de entonces, como el Konditori, el Kineret, el Toulouse Lautrec, en honor al joven pintor y cartelista francés, que murió de sífilis a principios del siglo XX, entrando por las calles de Liverpool, Génova y Londres, conocido como Pasaje Jacarandas; durante nuestro romance cumplimos años, yo 20 el 7 de junio y tiempo después ella 18 años, para septiembre ya era mayor de edad. Recuerdo porque para celebrar comimos en “La Trucha Vagabunda”, con unos ahorros de casi un mes; y luego el de ella lo festejamos en “Le Bristrot”, para ello, ya empezó a trabajar como secretaria del gerente de una sucursal bancaria y como yo había aprobado las materias del Primer Semestre de Derecho a modo de estimulación, me regaló una loción y una corbata; yo a su vez, la llevé a “Discos Zorba” a que escogiera un disco de su preferencia y le gustó uno del grupo “Los Solitarios” con su éxito “Mi amor es para ti”.

Cosas sencillas, cafés, cines, calles y lugares que van construyendo la ilusión y lo que llamamos felicidad, sin a veces darnos cuenta de ella.

Por último, para los amables lectores, en especial aquellos que se han avecindado aquí en León, desde hace algunos años, por motivos de trabajo y que proceden del entonces Distrito Federal, que me han solicitado estas referencias y evocaciones, solo me queda recordar que con esta chica Teresa, conocí también varios parques, como el Parque Hundido, donde pasábamos ratos caminando y otros descansando en el pasto, luego íbamos a la Pastelería El Globo, ahí cerca por Insurgentes a tomar café con pan.

También coma deambulábamos por el Parque Lira, ahí en la avenida del mismo nombre, donde nos llegamos a quedar hasta que lo cerraban; el Parque de la Bombilla, donde asesinaron al general Álvaro Obregón y allí en su monumento vimos su brazo en formol, en Avenida La Paz e Insurgentes Sur; ahí enfrente estaba un famoso Sanborn’s. Desafortunadamente, las circunstancias de la vida dan giros inesperados a nuestras situaciones estables y hasta cierto punto rutinarias, llegaron las vacaciones para el mes de diciembre y como buen hijo de familia, vine a pasar unos días a partir del 18 hasta el 3 o 4 de enero; cuando regresé a la Ciudad de México, ya no obtuve respuesta de Teresa, se disgustó mucho, después de insistir varios días en verla, por fin me contestó el teléfono y por esa vía, me terminó. Fue doloroso y gran desencanto para mí. Pero todo se puede superar. Y después conocí nuevas chicas y por consiguiente más lugares de esa preciosa ciudad, y muchas, muchas experiencias más.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *