Los nuevos estudios sobre el impacto económico de ChatGPT y otras herramientas de la inteligencia artificial deberían hacer sonar las alarmas en toda América Latina: indican que podría aumentar aún más la brecha entre el mundo tecnológicamente avanzado y la región.
Es probable que la inteligencia artificial generativa, como se conoce a la nueva tecnología, haga crecer la economía mundial en $4,4 billones anuales, según un estudio recién publicado por la firma consultora McKinsey. Pero la mayor parte de estas ganancias económicas adicionales irán a los países desarrollados, dice el informe.
Mientras que la inteligencia artificial (A.I.) aumentará la productividad en un 3,6 por ciento en los Estados Unidos,3. 9 por ciento en Alemania y 4.2 por ciento en Japón, solo aumentará la eficiencia económica en un 2.9 en México, dice el estudio.
El informe, titulado “El potencial económico de la IA generativa”, concluye que es probable la adopción de la inteligencia artificial sea más rápida en países ricos.
Los países desarrollados tienen salarios más altos, por lo cual tendrán un mayor apuro en automatizarse para reducir costos laborales. En comparación, los países como México que tienen salarios más bajos tendrán menos prisa en usar la inteligencia artificial para reemplazar tareas, explica.
Fernando Vargas, un experto en tecnología del Banco Interamericano de Desarrollo, me dijo que los países industrializados pueden aumentar su productividad más rápidamente por la sencilla razón de que si ya tienes una ventaja tecnológica, es más fácil construir sobre ella que si no la tienes.
“El imperativo de innovación que ya tenía nuestra región se vuele aún más urgente ante este nuevo salto tecnológico”, me dijo Vargas. “Si no hacemos nada, va a seguir la tendencia por la cual los que más saben pueden aprender más rápido a usar las nuevas tecnologías”.
La empresa consultora calcula que hasta un 70 por ciento de las tareas que hoy hacen trabajadores humanos en el mundo podrán ser realizadas por herramientas de inteligencia artificial.
Curioso por saber qué impacto tendrá todo esto en América latina, le pregunté a ChatGPT y Bard, dos de los principales chatbots o asistentes virtuales impulsados por IA, qué industrias podrían perder más empleos en la región. Me señalaron que, entre otros, serán afectados los call-centers, y las operaciones de back-office administrativas de la región.
Gran parte de estos trabajos será reemplazado por chatbots impulsados por IA, que serán cada vez mejores para responder preguntas de una forma natural y personalizada, y que trabajan 24 horas del día, 7 días de la semana, sin tomarse vacaciones.
“Los chatbots pueden realizar muchas de las mismas tareas que los trabajadores humanos, pero pueden hacerlo a un menor costo”, explica el chatbot de Bard. “Esto podría llevar a un mayor desempleo y desigualdad en América Latina”.
Vivek Wadhwa, un emprendedor de Silicon Valley y autor de varios libros sobre el impacto de las nuevas tecnologías, me dijo que “La lección para América Latina es que o aceptas las innovaciones que lideran el futuro, o te conviertes en su víctima. Es así de simple”.
Algunas de las principales empresas latinoamericanas están adoptando herramientas de inteligencia artificial, pero no está claro que la mayor parte de la región se esté moviendo con suficiente rapidez.
Entre enero y marzo, un 10,4 % de las visitas mundiales a ChatGPT vinieron de Estados Unidos, el 9,8 % de India, el 2,2 % de Brasil, el 1,7 % de México, y el 0,7 por ciento de Argentina y Chile, según la firma de análisis de tráfico digital Similarweb.
No soy un “tecno-pesimista”, porque la historia ha demostrado que las nuevas tecnologías suelen crear más trabajos de los que eliminan. Eso pasó, por ejemplo, cuando los automóviles reemplazaron a las carrozas.
Si América Latina no quiere quedarse más atrás, los países de la región deberían empezar ya mismo a enseñar a los niños en las escuelas cómo dar las instrucciones correctas a los chatbots, y ofrecer clases gratuitas o darle cupones a las empresas para que aprendan a usar estas nuevas herramientas.
Pero para que eso sea posible, los presidentes deberían comenzar por reconocer que sus países enfrentan un nuevo y formidable desafío.
Lamentablemente, la mayoría de ellos están hablando de temas del siglo XIX, sin darse cuenta que el mundo está entrando en una nueva era.
@oppenheimera