En León, un grupo de empresarios suscribió y publicó una carta abierta, con líneas de ambigüedad, cuya exégesis se podría sintetizar en: hacerle saber al gobernador que no están de acuerdo en que se constituya en el gran elector y que tampoco coinciden con su predilección para la gubernatura.
En este contexto, las encuestas dan una cerrada preferencia electoral entre el PAN y Morena, para las elecciones de gobernador en el 2024. Así las cosas, el ganador obtendría la mitad más un pilón; es decir, el triunfo sería a mitades y no habría una mayoría calificada en el Congreso. Será cuesta arriba gobernar con la mitad en contra. Y si el PAN va dividido por la sucesión, perdería la elección.
Así las cosas, los guanajuatenses han vivido históricamente bajo la sombra de la división y confrontación política, religiosa e ideológica: La Independencia de México, la lucha de los liberales y los conservadores, la Revolución, la lucha Cristera, la matanza del 2 de enero, la pugna de la familia revolucionaria que se acendró en Guanajuato entre Rojos y Verdes, la defenestración de varios gobernadores, entre ellos Velasco Ibarra y Ramón Aguirre. Éstos fueron los dos últimos de tantos devorados por el presidencialismo, lamentables eventos que acabaron con el priismo en Guanajuato, y dividieron, incluso, a familias enteras…
La mayor tarea futura del candidato que gane la elección para la gubernatura del estado, es la política; el más noble proyecto político al que puede aspirar el próximo gobernador, es el de sumar a los guanajuatenses divididos secularmente. No valen proyectos, ni esfuerzos gubernamentales, si estos no van acompañados de las estructuras sociales. El candidato que llegue a la gubernatura, ya como gobernador no debería hacer distingos de colores, sino actuar como el “gobernador de Guanajuato”, con una visión de universalidad, de agenda blanca, color que resulta de la suma de todos los colores.
Al llegar en 1961, don Juan José Torres Landa, probablemente el mejor gobernador que haya tenido Guanajuato, fue el factor de unidad de la herencia revolucionaria en el estado: perteneciente al grupo político triunfante de los Verdes, nunca avasalló a los Rojos, sino que, con una visión de estadista y oficio político, unificó todos los colores y corrientes partidistas de los guanajuatenses en favor de la unidad del estado. Esto fue a través de un trato igualitario sin discriminación política y un tono conciliador en su discurso cotidiano. Decía: “Un puente de plata para los vencidos”.
En cuanto a las campañas venideras, lo que no sean propuestas, no capturará el interés de los ciudadanos; estos privilegiarán escuchar de qué manera el próximo gobernador planea combatir la inseguridad que ya rebasó con mucho al gobierno actual; también, cuál será el plan para transformar el Guanajuato atrasado y dividido, en uno moderno, seguro y capaz de brindar a los ciudadanos el justo cobijo para la realización de sus aptitudes para el servicio de los demás.
Ya hay suficiente violencia en las calles como para agregarle violencia verbal a las campañas. “Las heridas de bala a veces sanan; las de lengua, nunca curan”: Rafael Corrales Ayala.
El arte de la política debe de cumplir con su real esencia: la gestión pacífica de los conflictos, de las alianzas y de las relaciones de fuerza; no solamente entre los individuos, sino a escala de toda una sociedad. Es el arte de vivir juntos, en un mismo estado, en una misma ciudad, con gente que uno no ha elegido, con diferentes costumbres, diferente educación, diferentes vivencias, que incluso pudieran ser nuestros competidores…
La forma de zanjar desacuerdos se concibe a través de la política, de otra forma solo habría violencia, y esto es lo que la política debe empezar por impedir. Pero el gobernador, Diego Sinhue, acusó de sinvergüenzas, después de que fueron agredidos con lujo de violencia, a los integrantes de “Dignidad Comunitaria Coronilla”, que protestaban en Irapuato… El fracaso de la política es el insulto, el autoritarismo y el garrote.
En Guanajuato, pocos han sido los gobernadores, como Velasco Ibarra y Juan Carlos Romero, que hayan tenido como prioridad un proyecto político para lograr la unidad de los guanajuatenses, sin distingo de color e ideologías… Miguel Márquez fue un gobernador con gran carisma e inteligencia emocional que supo empatizar con el Presidente de México; diferente, Diego Sinhue, malogró su relación con el Centro debido a la desafortunada decisión de formar un frente de oposición contra el Presidente. En el comunicado de marras de los empresarios, exigen democracia para la selección de candidatos; que estén comprometidos con la sociedad, que generen confianza y tengan una sólida trayectoria: “Necesitamos líderes a la altura de los desafíos que enfrenta el país. Las próximas generaciones no nos perdonarán si no alzamos la voz”. Entonces, ¿Quién será el (la) candidata de los empresarios inconformes? ¿Prefieren a Alejandra? Aunque otros sectores se pronuncian por Libia. A lo mejor, el Gobernador no les hará su gusto en esta ocasión… “Puente de plata para los vencidos”.
‘Puente de plata para los vencidos’
Al llegar en 1961, don Juan José Torres Landa, probablemente el mejor gobernador que haya tenido Guanajuato, fue el factor de unidad de la herencia revolucionaria en el estado: perteneciente al grupo político triunfante de los Verdes, nunca avasalló a los Rojos