Algo curioso está ocurriendo en la contienda republicana por la candidatura rumbo al 2024 en Estados Unidos. No me refiero a la certeza de quién ganará. En las últimas encuestas, Donald Trump alcanza los 30 puntos de ventaja sobre su rival más cercano, el gobernador de Florida, Ron De Santis. Faltan ocho meses todavía para el principio de las elecciones primarias y muchas cosas pueden ocurrir, pero lo cierto es que, incluso en los sondeos posteriores a la revelación de los cargos federales en su contra, Donald Trump ha crecido. Sus rivales tienen caminos para derrotarlo, pero son muy pocos e improbables.

Aun así, la contienda republicana ofrece una dinámica singular protagonizada por el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie. Quizá a sabiendas de que sus probabilidades de triunfo son muy pocas, Christie se ha subido al cuadrilátero con una sola intención: hablar con la verdad sobre lo que ha sido y lo que ha hecho Donald Trump.

En ese sentido, es un rival de cuidado.

Christie tiene una larga experiencia. Es elocuente y punzante en el escenario del debate. En el 2016, acabó con la campaña presidencial de Marco Rubio cuando, quizá como testaferro de Trump, se dedicó a desmontar los argumentos del senador hispano de la Florida en uno de los últimos debates de la primaria republicana. Ahora, Christie ha apuntado sus baterías específicamente contra Trump.

Para Trump puede ser un problema por varias razones, más allá de la sabida elocuencia de Christie. Durante años, en Nueva Jersey, Christie conoció a Trump a profundidad. Le sabe todo lo que necesita saber. Lo mismo pasó durante la presidencia de Trump, en la que Christie jugó un papel importante como asesor.

Poca gente conoce a Trump como él. Sabe de sus carencias, vicios y pulsiones. Y, más importante aún, Christie parece haber decidido que su papel rumbo al 2024 será reventar a Trump diciendo verdades. En las últimas semanas, en todos los foros a su disposición, Christie ha descrito a Trump como un narcisista y mentiroso, un hombre desinteresado en el rumbo de su país e interesado solo en cuidarse las espaldas y consolidar poder; una suerte de niño berrinchudo eterno, un párvulo peligroso dispuesto a hundir a su país con tal de cumplir sus caprichos.

También se ha dedicado a exhibir las omisiones y defectos de la presidencia misma de Trump, en política pública, proyectos de infraestructura, decisiones diversas. Por si fuera poco, Christie ha hecho esto con un punzante sentido del humor, burlándose de Trump al mismo tiempo que lo critica.

¿Hasta dónde llegará la candidatura de Cristóbal? Lo más probable es que le alcance para aparecer en los debates, donde quizá pueda confrontar directamente a Trump, pero no mucho más. En cierto sentido, podría ser suficiente. Aunque es ingenuo pensar que Christie es un idealista que, por la razón que sea, ha decidido hablar nada más con la verdad frente al electorado republicano, desmontando el mito de Trump. Ya lo han abucheado en algunos foros. Ha respondido diciendo que le importa poco: seguirá hablando con la verdad sobre Trump.

¿Hasta dónde puede llegar un candidato que habla con esa claridad en contra del líder indiscutible de su partido? Será un experimento fascinante, al menos en términos de estrategia electoral. Y mucho más: servirá como barómetro moral del estado actual del partido republicano.

En una de esas, la verdad y su poder salen reivindicados. De ser así, candidatos en otras partes, podrían tomar nota de la manera en que se enfrenta a un narcisista en el poder.

@LeonKrauze

 

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