Estamos ya navegando entre lo humano y lo digital, marcando a los legisladores la urgencia de regular la inteligencia artificial en la salud. Cada día, más aspectos de nuestras vidas se encuentran inmersos en un maremágnum de datos y algoritmos. La tecnología, y en particular la Inteligencia Artificial (IA), se ha infiltrado en prácticamente todos los sectores de la sociedad. 
En medicina, la IA se vislumbra como una herramienta prometedora para optimizar procesos de prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades. Sin embargo, el rápido avance de estas tecnologías puede ir en detrimento de valores fundamentales, como la privacidad y el respeto a los derechos humanos. Es por ello que el próximo miércoles 5 de julio presento una iniciativa para regular el uso de la IA en el sector salud de México a través de reformas a la Ley General de Salud, una tarea que requiere de nuestra atención inmediata.
Desde hace décadas, la IA ha comenzado a dejarse notar en la medicina, desde sistemas expertos en diagnóstico hasta la interpretación de imágenes médicas, y más recientemente en el análisis de grandes volúmenes de datos de salud. Pero este crecimiento y la utilización cada vez más intensa de la IA en la salud no están exentos de controversia. Algunos cuestionan la eficacia de sus resultados y advierten sobre los riesgos que puede conllevar un uso inadecuado de estas herramientas, tales como diagnósticos erróneos o tratamientos equivocados.
Además de estas preocupaciones, hay un factor clave que no podemos pasar por alto: los datos personales. En este nuevo paradigma, los datos personales se han convertido en el principal insumo para el funcionamiento de los sistemas de IA en salud. Esto incluye no solo información sobre nuestras enfermedades y tratamientos, sino también sobre nuestro genoma. Este tipo de información, considerada sensible, debe ser tratada con especial cuidado para prevenir su uso indebido.
Es esencial recordar que los datos personales son esenciales para nuestra identidad y dignidad como individuos. Un manejo inadecuado de estos datos puede llevar a violaciones de la privacidad, discriminación e incluso a la difusión de desinformación. Por eso, la regulación debe garantizar la seguridad y protección del paciente, así como la de sus datos personales relacionados con su salud y su genética.
La propuesta de ley la elaboré junto con Carlos Arias Guzmán, Sergio Arias Franco y la revisión de Mónica Vargas Jiménez, de la Fundación Miguel Estrada Iturbide. Tiene como objetivo principal promover la protección de los datos personales relacionados con la salud de las personas que se utilizan en los sistemas de IA. 
Busca, además, garantizar la transparencia y la equidad en el uso de estas tecnologías, promoviendo una IA con capacidad de respuesta y sostenible. El objetivo final es garantizar que la IA se utilice de manera segura, eficaz y ética en el ámbito de la salud.
Además, la iniciativa propone que los desarrolladores y proveedores de sistemas de IA tengan la obligación de incorporar mecanismos que garanticen la protección de datos personales sensibles, así como registrar sus sistemas ante la autoridad sanitaria federal. Asimismo, se establece que la Secretaría de Salud debe emitir normas para los sistemas de información de registro electrónico, garantizando la seguridad de la información y los datos personales sensibles contenidos en los expedientes clínicos electrónicos.
La Inteligencia Artificial ha llegado para quedarse, y con ella viene un sinfín de oportunidades para mejorar y transformar la salud. Sin embargo, no podemos olvidar que, si no se manejan correctamente, estas mismas herramientas pueden convertirse en amenazas para la dignidad humana, la privacidad y los derechos de las personas. 
Esta es la razón por la cual debemos establecer un marco regulatorio claro, que permita el desarrollo y uso de la IA en la salud, garantizando al mismo tiempo la protección y seguridad de los datos personales de los pacientes.
A medida que avanzamos en esta era digital, es vital garantizar un equilibrio entre la adopción de estas nuevas tecnologías y la protección de los derechos fundamentales de las personas. Esto no es solo responsabilidad de los desarrolladores de tecnología o de las autoridades de salud, sino que es un esfuerzo conjunto que implica a todos los actores de la sociedad. Juntos, podemos garantizar que el futuro de la salud no solo sea más eficiente y preciso, sino también más humano.
Espero que esta iniciativa sea el primer paso hacia la creación de un marco regulatorio que proteja a los ciudadanos en la era digital, y que invite a todos a participar activamente en las discusiones sobre cómo queremos que sea nuestro futuro. 
Les invito a conocer la iniciativa el próximo miércoles en nuestras redes sociales.

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