Los amables lectores pueden consultar en Google sobre el tema de urbanismo, y como yo, ignorante de esta cuestión, podrán ver que es “la disciplina que se encarga de estudiar y planificar las ciudades, las regiones donde estas se ubican y el comportamiento de la sociedad con respecto a estas”.
Bueno, pues para lograr estos fines en el Municipio de León existe el Implan, Instituto Municipal de Planeación, “Organismo público descentralizado que, a través de una visión integral, orienta y asesora al Municipio de León en la planeación de su desarrollo”, reza su página oficial en Internet.
Funciona con un Consejo Directivo para dar seguimiento a un Programa Municipal de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Ecológico y Territorial, procurando el desarrollo sustentable del Municipio y el equilibrio entre los recursos naturales, las actividades productivas, el medio ambiente y los asentamientos. En síntesis, cómo, cuándo y hacia dónde debe crecer León, su mancha urbana con la mejor garantía de servicios eficientes para los habitantes.
Para llevar a cabo estas funciones del Gobierno municipal existe un marco normativo, un conjunto de ordenamientos tanto federales como estatales y municipales que a continuación se exponen: Ley general de asentamientos humanos, ordenamiento territorial y desarrollo urbano, Ley de desarrollo urbano para el Estado de Guanajuato, Código reglamentario del desarrollo urbano para el municipio de León, Guanajuato; entre los principales y relevantes.
En la regulación local obviamente que el más importante es el Código reglamentario mencionado, así como una serie de acuerdos, circulares, lineamientos e instructivos en la materia, y las modificaciones y actualizaciones al mismo.
Los temas que escuchamos en los medios de comunicación, en pláticas, en trámites para adquirir un lote o una vivienda en tal o cual fraccionamiento, se encuentran en este Código reglamentario, que consta de 665 páginas, incluyendo reformas legales, artículos permanentes y transitorios, así como instructivos, tablas y fórmulas y otros anexos. En el mismo se incluye todo lo relativo a uso de suelo, zonificación municipal, fraccionamientos y desarrollos en condominio, traza, urbanización y edificación, permisos de venta, lotificación, entrega-recepción, arquitectura ecológica, innovación tecnológica en construcción, anuncios y espectaculares (paisaje urbano), zonas de monumentos e inmuebles con valor artístico, arqueológico e histórico, nomenclatura de calles y numeración y otros.
Ahora bien, hace algunos días el Ayuntamiento, a través del secretario de la Presidencia Municipal, Lic. Jorge Jiménez Lona, reveló que es necesario cobrar cuentas pendientes a los fraccionadores incumplidos, los cuales ascienden a veintidós y podrían suspender los permisos de venta a diez de ellos (Periódico AM, sección A, página 1, Portada “Cobran cuentas a fraccionadores” 03/07/2023).
O sea, se admite ya un hartazgo del desorden en la autorización indiscriminada de fraccionamientos, que en administraciones anteriores no fueron supervisados y a sus responsables no se les exigió el cumplimiento de sus compromisos. Por ello, vemos por doquier algunas vialidades sin terminar, de repente hay un bulevar muy bonito de ingreso a un fraccionamiento, pero se queda trunco, sin carriles para acceder a nuevas secciones y se observa pura terracería, una vialidad estrangulada con dos sentidos en un espacio reducido.
Ahí se mencionan como fraccionamientos con incumplimiento Cumbres de la Gloria hasta sección IV, El Cielo y El Molino; y en otra nota, a modo de artículo editorial, el C.P. José Arturo Sánchez Castellanos (AM 12/05/23. Página 5-A) menciona Jardines del Campestre, Gran Jardín, Bosque Azul, Porta Fontana, El Bosque, etcétera. Resalta de la información la situación tan anómala del fraccionamiento El Molino, cuya empresa que lo representa es MDI, adeuda la construcción de un puente vehicular para desfogar la concentración de tráfico en esa zona, cuyo costo, según estimación, ascendería a 160 millones de pesos.
Y aún así, con los pendientes, esta empresa se atreve a solicitar modificar la traza original, que contemplaba muchas áreas verdes y una zona comercial, para convertirla en una zona habitacional, con la construcción de ¡diez edificios de departamentos de entre nueve y diecinueve niveles! Imagínense los amables lectores qué desproporción, yo creo debemos estar vigilantes los leoneses para que se regulen correctamente estos desarrollos y no ceder a estos intereses, por el bien de todos los colonos de esa zona que sufren día a día el cruce hacia el bulevar Clouthier y por todos los leoneses que tratamos de hacer amigable nuestra ciudad.
¡Orden, señores fraccionadores!