El debate público mexicano es, desde hace ya demasiados años, de una brutal simplicidad. La llegada al poder ejecutivo federal de un partido de corte populista no ha hecho sino acelerar la tendencia y banalizar cualquier intento de entender de manera seria la complejidad por la que atraviesa el país.
Probablemente el mismo efecto simplificador se manifiesta en la determinación de los procesos para elegir candidatos: todo parece resumirse en seleccionar un nombre, como si el proceso electoral del 2024 fuera a ser unipersonal. Nadie, o casi nadie, habla de la elección del Congreso, de las candidaturas a nivel estatal y por supuesto de los perfiles que se requieren a nivel municipal.
Si queremos políticas públicas sustantivas, necesitamos integrar buenos equipos de trabajo. No debemos seguir confiando en que la histórica figura de un “tlatoani” va a poder sacar al país de la inmensa problemática en la que está inmerso.
Ya que nuestros políticos no alcanzan a ver más allá de sus narices y de sus mezquinos intereses, debemos ser los ciudadanos los que presionemos para elevar el nivel del debate. Que los partidos vayan definiendo las listas de sus candidatos a legisladores, que se observen los perfiles para integrar gabinetes, que sepamos cómo se van a definir las candidaturas estatales y municipales.
Y sobre todo, dejemos de hablar solamente de la figura presidencial, actualmente tan devaluada y carente de cualquier eficacia gubernativa.
Ojalá en los meses venideros seamos capaces de ver más allá de una mera competencia de nombres y de discursos unipersonales, para avanzar hacia la definición del modelo de país que necesitamos.
El país no puede darse el lujo de otro sexenio perdido. El gobierno tuvo la mala suerte de enfrentar una pandemia, pero lo hizo desde la improvisación y la política clientelar. El gabinete federal ha sido el más mediocre que la historia reciente y las figuras que lo han integrado -salvo alguna excepción- dan más pena que risa (aunque hay algunos que también dan risa, desde luego).
Veremos una intensa competencia electoral. No olvidemos que de lo que se trata es de elegir no solamente a una persona, sino a un proyecto de país. Lo que de verdad importa es mejorar nuestra sociedad; y para lograrlo, ninguna persona (por iluminada y bienintencionada que sea), lo puede realizar sola. México nos necesita a todos.
* Abogado constitucionalista
@MiguelCarbonell