Es inaceptable que las víctimas sean consideradas como las culpables de ser victimizadas por su condición social o económica”. 

Alejandro Martí

 

Alejandro Martí nos deja el ejemplo de un empresario exitoso que, afectado por el secuestro y homicidio de su hijo, en lugar de abatirse se convirtió en un valiente líder social. La tragedia de Fernando Martí, de 14 años, secuestrado en junio de 2008, pudo haber sido una estadística más en la historia de violencia de nuestro país. Su padre pagó el rescate, pero el cuerpo fue encontrado sin vida menos de dos meses después. Lejos de encerrarse en la tristeza, Martí se hizo activista, fundó la asociación México S.O.S. y presionó al gobierno para combatir la violencia. Su exigencia en una reunión en Palacio Nacional en agosto de ese 2008 resuena todavía: “Señores, si piensan que la vara es muy alta, si piensan que es imposible hacerlo, si no pueden, renuncien. No sigan recibiendo un sueldo por no hacer nada, porque eso también es corrupción”.

Martí y México S.O.S. tuvieron logros. Obligaron al gobierno a modificar leyes y protocolos, pero la violencia no solo no se redujo sino que aumentó. En 2008 el INEGI registró 14,006 homicidios dolosos, 13 por cada 100 mil habitantes; en 2022 fueron 32,223, 25 por cada 100 mil.

Es triste que se politice la información sobre la violencia y la inseguridad. Este lunes lamenté en Twitter el fallecimiento de Martí y recordé su frase a los políticos: “Si no pueden, renuncien”. Recibí un alud de mensajes de trolls del gobierno y de políticos como Gerardo Fernández Noroña que argumentaban que el reclamo de Martí se dirigió solo a Felipe Calderón y Genaro García Luna. En 2008, efectivamente, Calderón era presidente, pero el jefe de gobierno del Distrito Federal, donde se perpetraron el secuestro y el homicidio de Fernando, era Marcelo Ebrard. Martí nunca pretendió cuestionar a un solo gobernante: sus palabras eran un reclamo a todos los políticos indolentes o incapaces.

Las cifras del INEGI ratifican que ha habido una disminución en los homicidios en los últimos dos años. De un pico de 29 por cada 100 mil habitantes entre 2018 y 2020, la tasa bajó a 25 en 2022. El presidente lo celebró ayer: “¡Hay una disminución del 10 por ciento de 2021 al 2022!”, dijo. Los 32,223 homicidios de 2022, sin embargo, habrían sido un récord cualquier año antes de 2018.

Algunas entidades han hecho un buen trabajo. La Ciudad de México bajó su registro de 16 homicidios por cada 100 mil habitantes en 2018 a 8 en 2022, y lo hizo con un civil como secretario de seguridad, Omar García Harfuch, policía de carrera. En Veracruz, con un secretario militar, el capitán de navío Cuauhtémoc Zúñiga Bonilla, la tasa descendió de 18 en 2018 a 8 en 2022. Yucatán mantiene cifras de 2 a 3 desde hace años, las más bajas del país, con un mismo secretario, Luis Saidén Ojeda, nombrado originalmente en 2001 por Víctor Cervera Pacheco. En cambio, Colima, que ha tenido dos militares como secretarios desde el 1º de noviembre de 2021, al inicio del gobierno de Indira Vizcaíno, sufre una dolorosa tasa de 113 homicidios por cada 100 mil. En el Zacatecas de David Monreal la tasa bajó, pero solo de 109 a 87, con un general a cargo de la seguridad.

Las exigencias de Martí fueron menospreciadas por AMLO. En agosto de 2020 este declaró: “No secuestran a un pobre, secuestran al que tiene”, a lo que Martí respondió: “¡Todos podemos ser víctimas!”. Es la misma hostilidad que el presidente ha mostrado para otras víctimas, desde la familia Le Barón hasta las madres buscadoras nunca recibidas en Palacio. Martí fue valiente al confrontar a Calderón, Peña Nieto y López Obrador. Defendió el derecho que todos tenemos de vivir en paz. Lo recordaremos por eso. y mucho más. 

 

¡Buen viaje!

 

El GIEI anunció que se retira de las investigaciones del caso Iguala por falta de transparencia del gobierno. Su labor, sin embargo, ha sido más negativa que positiva. Sus integrantes trataron de imponer una visión política del caso. Es sano que se vayan.  

 

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