Hace años en este espacio (“El próximo Papa” 12 de febrero del 2013), hice un aventurado pronóstico, basado en un optimismo personal que parecía irracional desde la lógica de la Curia Católica: tendríamos un Papa jesuita y este sería Bergoglio. Lloré de alegría cuando semanas después lo hacía Papa el Colegio Cardenalicio. Mi apuesta era que la iglesia necesitaba a un reformador cuando enfrentaba tantos problemas con Benedicto XVI después del enorme encubrimiento de Juan Pablo II a la pederastia y a los Legionarios de Cristo. Hoy Francisco está cansado y frecuentemente enfermo y se dará en noviembre el nombramiento de nuevos Cardenales que son un anticipo de por dónde podría ir el nombramiento del próximo Papa.
Francisco anunció hace unos días que en septiembre habrá Consistorio y nombramiento de 22 nuevos Cardenales y entre ellos, está Ángel Fernández, español de 62 años y Rector Mayor de los Salesianos, la orden ya más numerosa del planeta. Los sacerdotes en el mundo han disminuido drásticamente en Europa a la que se suman América y Oceanía. Los aumentos se dan en África y en Asia. Pero ahora sucede otro hecho que me aventura a un posible escenario de continuidad de la reforma de la iglesia: el próximo Papa será salesiano. Sí. El Papa Francisco es jesuita, pero se formó con ellos y ama a Don Bosco como lo ha expresado en numerosas ocasiones.
El Anuario Pontificio publicado en el 2022, trae datos interesantes. Una de ellas, evidencia la enorme crisis que atraviesan las órdenes religiosas, con un repaso de la evolución de las órdenes religiosas durante los últimos años. Los datos y la estadística son claros. Los Jesuitas, la Compañía de Jesús que fue el buque insignia de las órdenes religiosas, fue la orden más numerosa de la Iglesia, con 9.000 miembros más que los franciscanos y 13.000 más que los salesianos en sus momentos cumbres. En 1965 llegaron a haber 36.038 jesuitas, el año en el que concluía el Concilio Vaticano II. En 1980 éramos alrededor de 21,000; en 2012 quedaban ya sólo 17.676. En 2016, eran 16.378. En enero de 2019 bajaron a 15.591. En 2021 se registraban 14.839 religiosos y este año, con la tasa de decrecimiento, serán menos de 14.000.
En toda la iglesia, el conjunto de los sacerdotes mayores de 80 años aumenta en cada anualidad. Con el consiguiente incremento de defunciones. Pero los salesianos en las gráficas de los reportes vaticanos muestran que se han sostenido en su número. Los fundados por el gran santo que fue Don Bosco y que prestó extraordinarios servicios a la Iglesia en la educación de la juventud más necesitada, ha superado no hace mucho a los franciscanos (eran la segunda con más miembros) y es hoy el primer instituto masculino más numeroso. Su cifra más alta la alcanzaron en 1967 con 22.810 salesianos. Enero de 2014 eran 15.378; en 2016 habían bajado ya a 15.033. En el 2023 son alrededor de 14,300. Actualmente la Congregación Salesiana cuenta con 9 cardenales —es la orden religiosa con mayor número de cardenales—.
Si atendemos a que España en la era moderna no ha tenido un Papa; a que los salesianos son la congregación más numerosa y a que a Don Ángel lo ungirán Cardenal en septiembre, se abre un escenario para que la iglesia tenga a un Papa salesiano. Ellos son la congregación especializada en atender a los jóvenes más vulnerables a través de sus colegios, universidades, obras sociales e internados; nadie como ellos para educar en el amor. Su carisma les hace dinámicos, flexibles y abiertos a los cambios. Tienen presencia universal y sus seminarios no han resentido tanto la crisis que tienen otras congregaciones.
El mundo de los jóvenes es poco atendido por la iglesia católica; el fenómeno del ateísmo es global y otras religiones avanzan aceleradamente. México mismo ha visto disminuir su porcentaje de catolicismo y solo el Bajío se conserva como la región más católica del País. Vienen tiempos importantes para la iglesia y los Cardenales que elegirán al sucesor de Francisco, quien ya definió su estrategia para la sucesión con el Consistorio de septiembre.