Las glorietas son esos espacios que en León forman parte de la cotidianidad del medio millón de automovilistas que circulamos por la ciudad. En teoría, están en pleno uso, pero en la práctica, muchas no tienen uso cultural. Siguen siendo una solución para la complicada red de vialidades de este hermoso terruño y algunas incluso, han sido eliminadas.
Debemos tener unas 150 glorietas en la mancha urbana y en ellas encontramos árboles, bancas, planchas de concreto, contenedores de basura, postes, pero en menos de 20 tenemos monumentos, kioscos, estatuas, esculturas, arte, en resumen, algo que mejore la imagen urbana y que además, nos ayude a construir cultura y valores a través de la memoria.
Con mi caminar ciudadano, identifiqué una glorieta que hizo el gobierno del estado al hacer una conexión de la salida hacia Santa Rosa con la carretera a Aguascalientes. Es enorme y como otras, está también abandonada y vandalizada, ejemplo de nuestro descuido ciudadano y gubernamental (no sabían si era estatal o municipal). Sabiendo por fin, que era de competencia municipal, propuse al Ayuntamiento rescatarla como una posibilidad de permiso para que los ciudadanos pudiéramos allí levantar una escultura que reconociera a la hospitalidad leonesa.
¿De qué tamaño es la hospitalidad leonesa? En este espacio he compartido datos de cómo León es un mosaico de historias locales y foráneas. Actualmente alrededor del 40 % somos personas que fuimos acogidas por esta noble comunidad; ya nacionales o extranjeros, los foráneos fuimos recibidos para conseguir trabajo, para estudiar, para vivir con familiares o en algunos casos, para escapar de la realidad de la guerra, como sucedió con los polacos en 1943. La matrícula universitaria, por ejemplo, tiene alrededor del 35 % de estudiantes foráneos. La industria automotriz tiene casi el 60% de personas que provienen de otras latitudes.
Por eso digo, que León es una ciudad hospitalaria. Las cuatro grandes migraciones nos hicieron ciudad: desde la Cristiada que trajo a miles de migrantes de los Altos de Jalisco, pasando por el auge de la industria del cuero y calzado terminando la Segunda Guerra mundial, para más tarde recibirnos a miles que llegábamos después del temblor de 1985 en la Ciudad de México para crear corporativos, universidades y centros de investigación. La cuarta, la reciente, de la nueva industria global donde llegaron a nuestras universidades y corporativos proveedores de la industria automotriz.
En el Día de la Raza, en la Romería, donde acuden las comunidades de familias extranjeras asentadas en León, ya españoles, polacos, japoneses, alemanes, norteamericanos, colombianos, es que vemos la diversidad cultural. Y si hiciéramos una Romería con aquellos migrantes de la Ciudad de México, de Jalisco, de Michoacán, veríamos que somos multiculturales. De allí, ya por trabajo, pero llegaron miles de médicos a cubrir el déficit de profesionistas que tiene Guanajuato; recientemente, miles de ingenieros recién egresados para la industria del conocimiento o trabajadores calificados para la industria de la construcción que al final, terminan asentándose en las nuevas colonias periféricas de la ciudad.
Por eso afirmo que León es un sitio hospitalario, con gente buena, como la que recibió con flores y mariachis, en julio y noviembre de 1943 a 1,700 polacos refugiados de la guerra mundial, para darles cobijo y paz. Pero también llegan a León miles de migrantes temporales (centroamericanos, venezolanos, cubanos y haitianos) alrededor de la estación de tren y más recientemente, menores no acompañados que buscan reunirse con familiares en la frontera norte. Están los trabajadores agrícolas temporales que vienen del sur pobre del País a las empresas agrícolas de exportación que tenemos en León y quienes vienen a los periodos de feria a vivir unas semanas con nosotros.
Todo, es hospitalidad. Aquí siempre hay trabajo, cobijo y albergues. La sociedad leonesa es hospitalaria y generosa, doy testimonio. Por eso, la petición de que la glorieta que da hacia Santa Rosa Plan de Ayala, en la entrada a Ciudad del Niño Don Bosco (donde han sido formados en escuelas, internados y orfanatos, más de 20 mil menores), para construir un pequeño recordatorio a la cultura de la hospitalidad que tenemos por siglos, los leoneses. Esperamos, solo, la aprobación del Ayuntamiento.