El desarrollo del fenómeno de cartelización de los partidos políticos nos puede conducir a fronteras lejanas. En este espacio, reiteradamente hemos hablado de la circunstancia mexicana en la que el sistema de partidos políticos capta tanto dinero público, que ya no necesitan a los ciudadanos para su operación. Todo lo que demandan los partidos, se puede adquirir en el mercado de votos, apoyos y firmas, mediante el pago de un estipendio. Como decía un político veracruzano, Fidel Herrera: “En política, todo lo que cuesta sale barato”. Y a ello se atienen los institutos políticos, que han abandonado al unísono la democracia, para procurar sustituirla por pactos entre partidocracias, a diferentes niveles: federal, estatal y municipal. Solo hay que sacar la cartera y pagar el precio requerido… y lo hacen.

Y basta dar una mirada al comportamiento de las oposiciones para enterarse cómo andan los arreglos. Si nos adentramos en la política estatal, podremos corroborar que el PAN impone condiciones. En el Congreso, el mejor escenario para observar estas circunstancias, podemos verificar la pobre reacción de varios partidos frente al oficialismo, los acuerdos en lo oscurito afloran constantemente. El pactismo vergonzante se devela. PRI, Partido Verde y algunos diputados de Morena, avalan iniciativas y acciones del PAN, que en circunstancias normales se tornarían en épicas batallas de la oposición. Acá, casi todos los diputados conviven en un paraíso de tranquilidad, hasta a sus mascotas llevan al Congreso. La vida transcurre serena, mientras cobran su sustanciosa mensualidad. Casi todos han sido amansados.

Así Guanajuato ha quedado sin oposición funcional. El panorama se muestra amable y sonriente para el PAN, no obstante el crecimiento del partido del Presidente en el estado. Pero una organización que no se prueba en el debate y la lucha partidaria se va oxidando. Aun así tampoco eso importa porque la cartelización brinda formas para solventar la abulia partidista. Se negocian intereses y si es necesario se compran voluntades.

Así sucedió durante 2021. Los operadores electorales azules negociaron con una parte de Morena la simulación de algunas elecciones, comprometiéndose a enviar como candidatos a los peores perfiles, con la finalidad de garantizar el triunfo de Acción Nacional. En Guanajuato capital, Celaya y Dolores se pudo ver la imposición, desde la directiva estatal, de pésimos perfiles y por supuesto, la derrota de los guindas. 

Los escarceos ya comienzan con la cercanía del 2024 y se advierte el intento de repetir la receta conocida. Morena no es una estructura granítica en esta entidad, está dividida en varios agrupamientos: El gang de los Prieto (la familia Prieto, Miguel Ángel Chico, Cuauhtémoc Becerra, Emmanuel Reyes), el grupo Profeco (Ricardo Sheffield, Roberto Loya, Alma Alcaraz), el círculo de la Delegación del Bienestar (Mauricio Hernández, Antonio Franco, Pedro Ortega y Angélica Olguín) y la comunidad de feministas (Antares Vázquez, Hades Aguilar, Malú Micher). Un amasijo difícil de procesar, que por un tiempo pudo estabilizarse gracias al pacto entre las dos familias más fuertes: Profeco y Bienestar. Esto se verifica con las dos posiciones más importantes del Comité Ejecutivo Estatal: la presidenta Adriana Guzmán (Bienestar) y el secretario general, Jesús Ramírez (Profeco). 

La fuerza de Morena no es desdeñable, cuenta con 70 regidores y 8 diputados estatales. Su crecimiento ha sido acelerado y los estudios demoscópicos muestran que puede retar al PAN. La pregunta es: ¿Se lo tomarán en serio?

Porque se sabe que a diferencia de los demás grupos, el de los Prieto es propicio al pactismo. En el Partido de Regeneración Nacional, los enemigos viven en casa y conocen el camino para recibir prebendas y otras recompensas a cambio de torpedear candidaturas buenas y competitivas, trocándolas por pésimos perfiles. La puñalada será por la espalda. 

Una hipótesis. Al oficialismo le urge consolidar su dedazo. Mientras a sus votantes los enerva y atemoriza con la posibilidad de victoria de los morenos, cuando saben que mediante un pacto inconfesable, como lo hicieron en 2021, pueden ganar la elección y conservar el poder para el grupo actual. Comprar a un sector de Morena, no será complicado, las alforjas están disponibles, para obtener ventajas en la elección a través de la traición.

Por ejemplo, en Guanajuato capital, ya se impulsa esta estrategia. Se disponen a desechar a los dos candidatos más competitivos, para sustituirlos por un personaje externo impresentable para los cuevanenses. El trato ya está operando entre el actual alcalde, que desea heredar el cargo a su esposa, y el grupo de los Prieto y Miguel Ángel Chico. Importantes intereses inmobiliarios aceitan el trato. De esta manera, se alistan para vender la elección en una localidad factible de ganar, ya que se encuentra por arriba del PAN en las encuestas. Sospechoso todo lo que sucede, pues los desleales conocen muy bien el camino del pacto. En Guanajuato Morena está a la venta.

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